Vuélvete el alma de la fiesta

Una buena fiesta es como una buena película: no debes estar pensando en ella mientras sucede, sino que ya de camino a casa querrás revivirla toda.

 ·  10/08/2023
Vuélvete el alma de la fiesta

Uno siempre se entera cuando llega el invitado que todos están esperando: hay un cambio en la energía de la habitación. Las personas que lo rodean se animan más, convencidas de que este es el lugar donde deben estar. De repente, hay más risas y el espacio en el piso se comienza a abrir conforme la gente voltea hacia el nuevo centro de atención. La persona se siente feliz de estar en la fiesta y los demás también se alegran de tenerla cerca; quieren ser como ella o estar con ella. Aquí te van algunos consejos para que te conviertas en el invitado perfecto.

Éntrale al juego

En alguna ocasión, un actor famoso declaró la razón por la que siempre parecía estar feliz en los programas de entrevistas transmitidos por televisión. “Me preparo, y hago un ejercicio de actuación”, contestó. “Me digo a mí mismo que estoy interpretando un personaje que se está divirtiendo.” Esto también es válido en el caso de las fiestas. El invitado perfecto está dentro de su personaje; sabe que está donde debe estar. No está pensando que preferiría estar en casa viendo un partido o jugando videojuegos. Se mueve por el lugar como un político experimenta- do: saluda a una persona y a otra —un beso al aire por aquí, un abrazo por acá— no entra en conversación con una sola durante mucho tiempo, pero hace que todas se sien- tan especiales por un momento.

 Atiende el bar

¿Quién necesita un cantinero si aparece el invitado perfecto? Se siente feliz sirviendo el vino o destapando las cervezas y sabe cómo mezclar un martini o un mojito. Le quita un peso de encima al anfitrión al asegurarse de que todos tengan una bebida. Tiene un trago en su mano, pero no bebe mucho. No tiene por qué hacerlo, pues ya se está divirtiendo.

Haz los contactos

La invitada perfecta sabe cómo hacer que las personas se sientan a gusto. Puede escuchar tus preocupaciones, luego hacerte reír para que las olvides. Se esfuerza mucho (sin demostrarlo) para descubrir qué tienen en común dos personas que no se conocen. “¿Tu hija no estaba pensando estudiar medicina? ¡La hija de Tomás y Alicia recién terminó la carrera!”. Una vez hecho el contacto, se escapa para conectar a otros dos puntos desconocidos.

No dejes que la fiesta se alargue

Una buena fiesta es como una buena película: no debes estar pensando en ella mientras sucede, sino que ya de camino a casa querrás revivirla toda: “¿Hablaste con los coreanos?”, “Me dio mucho gusto que la gente estuviera bailando”, “¿No te pareció delicioso el pastel?”. El invitado perfecto nunca deja que las cosas se alarguen. Si alguien empieza a poner música que nadie quiere escuchar o habla sobre un tema que no interesa, con delicadeza surca esas aguas turbulentas para redirigir el curso de la fiesta.

Termina la velada

Cuando el anfitrión empieza a dar señales de que es tiempo de que se vaya la gente, el invitado perfecto sabe cómo dar término a la fiesta: baja la música, sube la luz, ayuda con los abrigos. Después, asegura su posición como amigo entrañable y tesoro de las fiestas, cuando ayuda al anfitrión a limpiar. Nada dice: “La fiesta ha terminado”, como el hecho de que alguien acarree bolsas de basura… de manera cortés, por supuesto.

Cuando hay pequeños en la fiesta

A todos les ha tocado ver a ese pequeñito que la está pasando tan mal que está a punto de estallar. Cuando el invitado perfecto detecta a una niña pequeña en un rincón, triste o muy alterada, se involucra con ella como si tuviera su edad. Si está absorta en un libro, él habla con conocimiento de causa acerca de su lectura. Pero si se trata de un niño muy pequeño que está demandando atención, sabe que es momento de hacer el truco de sacar una moneda de detrás de la oreja del niño o, todavía mejor, crear un perrito a partir de un globo.

1. Infla un globo para modelar (esos que mi- den 5 cm por 150 cm), hasta la mitad y hazle un nudo al final.

2. Empezando por la punta anudada, divídelo en tres partes dando tres vueltas cada 10 cm, para que tengas tres secciones cortas y una sección larga.


3. Da una vuelta a la segunda y tercera secciones juntas para formar un círculo; estas son las orejas del perro.

4. Haz otras tres secciones dando tres vueltas, separándolas cada 10 cm.

5. Da vuelta a la segunda y tercera de estas nuevas secciones para que cuelguen de la parte de abajo del cuerpo del globo. Estas son las patas delanteras del perro.

6. Haz otras tres secciones dando tres vueltas, separándolas cada 10 cm.

7. Da una vuelta a la segunda y tercera de estas nuevas secciones juntas para crear las patas traseras del perro.

8. La última sección es la cola del perro.

9. Vuelve a dar forma a las cuatro primeras secciones (el cuello, las orejas y el hocico) para que apunten hacia arriba.

10. Dáselo a la niña y disfruta su sonrisa.


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