Obesidad infantil
Una de las acciones más importantes para modificar los hábitos alimenticios de tus hijos es predicar con el ejemplo.
Es bien sabido que el mundo experimenta un problema serio de obesidad, y una de las poblaciones más afectadas es, precisamente, la de los menores de 15 años. Si eres padre o madre de un pequeño con sobrepeso, quizá experimentes una serie de emociones diversas. Desglosemos el problema para que sepas cómo abordarlo.
Desde casa
La obesidad es una enfermedad compleja, con varios factores causantes, que resulta de un desequilibrio energético en el que la persona (niño o adulto) está ingiriendo más calorías de las que gasta.
Buscar culpables es una idea errónea que no lleva a nada productivo. Es mejor enfocarse en esto: la obesidad tiene una relación importante con los aspectos emocionales. La calidad del vínculo que hay entre los padres y el hijo es esencial para el desarrollo saludable del niño. Una situación muy común es alimentar al pequeño o la pequeña sin que pida o muestre signos de hambre.
Las madres que trabajan acostumbran “compensar” su ausencia llevando golosinas para los pequeños o incentivándolos a que coma pizza como una especie de mimo en los fines de semana. Y entonces, ¿qué se debe hacer? Tú, como padre o madre, necesitas modificar los hábitos alimenticios de toda la familia, aunque estén enraizados, en beneficio de la salud física, emocional y mental de los hijos.
En primer lugar, toda la familia necesita evaluar sus hábitos, detectar factores en la dinámica familiar que estén influyendo en el comportamiento alimenticio del niño o la niña y analizar la cantidad y los tipos de alimentos que acostumbran comprar. En segundo lugar, y no menos importante, es necesario estimular la práctica de actividad física.
No se puede olvidar que la obesidad está acompañada de alteraciones de la salud en general, por lo que es fundamental pedir consejo a los expertos en pediatría y nutrición. El pediatra solicitará pruebas de laboratorio para investigar si el niño o la niña también presenta diabetes mellitus y dislipidemia (modificación de los niveles de colesterol y de triglicéridos en la sangre). En el caso de las adolescentes, puede ser necesario investigar el síndrome del ovario poliquístico, por medio de exámenes pélvicos, de sangre o de laparoscopía.
Para promover la alimentación saludable en casa, puedes seguir estos consejos:
- Aumenta la oferta de frutas, verduras y cereales integrales.
- Evita y limita el consumo de gaseosas.
- Disminuye el tamaño de las porciones.
- Limita el consumo de alimentos ricos en grasa y azúcar.
- No coman viendo la televisión, jugando videojuegos o revisando el celular.
- A partir de los dos años de edad, para los niños por arriba de su peso, sustituye los lácteos enteros por presentaciones con bajo contenido de grasa.
- Establece y cumple los horarios de los alimentos.
- Respeta la saciedad del niño.
- No le ofrezcas postre o dulces como recompensa por comer alimentos saludables.
- Aumenta la actividad física.
- Y lo más importante de todo: predica con el ejemplo. Los niños imitan lo que ven en casa, y su estilo de alimentación en la adultez se basará en lo que les inculques desde ahora.
Desde las políticas públicas
Hay medidas de mediano y largo plazo que los gobiernos pueden poner en marcha:
- Implementar en las escuelas programas que fomenten una alimentación saludable y la práctica de deportes.
- Proporcionar capacitación y recursos para padres, guarderías y comunidades, a fin de evitar la obesidad infantil.
- Ayudar a las familias de bajos recursos a adquirir alimentos nutritivos y saludables.
- Ayudar a las escuelas locales a abrir gimnasios y espacios abiertos donde los niños puedan jugar en un ambiente sano y propicio, y así evitar que pasen horas sentados frente al televisor o la computadora.
- Servir frutas y verduras en los comedores de escuelas y guarderías.
- Limitar el tiempo que pasan los niños de edad preescolar frente al televisor o la computadora.