La coordinación en la vida diaria
La capacidad de coordinar está estrechamente ligada al cerebro. Ejercitarla de forma correcta brindará una mayor seguridad en tu día a día.
Junto con la resistencia y la fuerza, la coordinación es una de las habilidades motoras básicas más importantes. La coordinación denota la existencia de una buena interacción entre el sistema nervioso central y los músculos esqueléticos.
También significa, por ejemplo, la capacidad de orientarse, de reaccionar y de mantener el ritmo y el equilibrio. En cuanto a deporte y movimiento en nuestra vida cotidiana, significa la capacidad de llevar a cabo cualquier movimiento específico de manera rápida y segura.
Tener una buena coordinación contribuye a desarrollar una mejor conciencia corporal.
Sin embargo, la coordinación no es una cualidad nata, sino que debe ejercitarse regularmente, sobre todo porque disminuye con la edad. Es en la juventud y adultez cuando más fácil es almacenar en la memoria ejercicios más complejos; por eso es tan importante empezar a ejercitar esta habilidad a tiempo. ¡Nunca es demasiado tarde para hacerlo!
La buena forma mental
En un estudio del Centro Jacobs de Aprendizaje Permanente de Bremen, Alemania, se analizaron los efectos que tenían diversos tipos de ejercicio en la salud mental. Se dividió a 91 personas de entre 65 y 75 años en tres grupos: uno realizó caminata nórdica; otro, ejercicios de coordinación y el tercero, estiramiento y relajación. El último grupo no mostró ningún efecto; sin embargo, los otros dos exhibieron cambios positivos. Los participantes del grupo de caminata nórdica manifestaron mejor atención y aquellos que realizaron ejercicios de coordinación presentaron una mejora en su percepción visual y espacial. Esta última habilidad ayuda al cerebro a conectar percepciones sensoriales con acciones concretas.
Mayor calma y seguridad
¿Y por qué es tan importante esta habilidad? Imagina que estás cruzando la calle y de pron- to te percatas de que un auto viene hacia ti. En pocos segundos tu cerebro debe conectar las señales percibidas por tus ojos (“un auto viene hacia mí”) con acciones concretas (cruzar la calle más rápido o regresar a la acera). Este ejemplo muestra claramente que no basta con tener una buena coordinación. Necesitamos, además, fuerza y resistencia para cruzar la calle rápidamente. Sin embargo, no siempre debe tratarse de un riesgo inminente.
También se requiere buena coordinación para realizar dos actividades al mismo tiempo. Por ejemplo: durante un paseo, de pronto empieza a llover y es necesario abrir el paraguas. Quien tiene mala coordinación debe detenerse para abrirlo, pero quien tiene piernas fuertes y una buena coordinación puede realizar ambas actividades al mismo tiempo: abrir el paraguas mientras va caminando.
Ejercicios sencillos
Igual que con otro tipo de ejercicios, la coordinación puede ejercitarse durante situaciones cotidianas. Por ejemplo, intenta abotonar tu camisa con la mano izquierda en lugar de la derecha. O siéntate en una silla y cierra los ojos; después, extiende ambos brazos hacia los costados e intenta tocar repetidamente tu nariz con el dedo índice de cada mano.
Pero estas acciones no sustituyen un entrenamiento real. Si trabajas la coordinación regularmente con los ejercicios que te presentamos a continuación, en poco tiempo notarás los resultados y podrás llevar a cabo tu día a día con una postura más erguida y confiada.