Tu hogar es tu refugio
Este debe ser el lugar en el que descansas y te recuperas de las presiones de la vida, donde puedes aislarte de las preocupaciones del mundo exterior.
El ambiente de tu hogar no necesariamente refleja tu estado interior, pero lo que te rodea sin duda influye en él. El ambiente no debe dominarte, por lo que al tomar el control de tu espacio tienes el poder de convertirlo en un sitio que te brin- de tranquilidad y relajación.
Un sitio policromático
El color con el que pintas los cuartos de tu casa influye en crear cierto estado de ánimo. Los tonos, además, afectan tu percepción de calidez o frescor, y pueden usarse para compensar la temperatura provocada por la ubicación del cuarto. Por ejemplo, si quieres refrescar habitaciones que reciben sol todo el día, decóralas en azules y verdes. Para dar calidez a aquellas que pasan en la sombra buena parte del día, utiliza tonos rojos, anaranjados y amarillos.
También es importante cómo reaccionas a ciertos colores y diseños. A algunas personas les gustan las figuras geométricas llamativas y coloridas, mientras que otras se sienten mejor entre tonos y diseños más tranquilos. Estos colores y formas te harán sentir bien donde sea que los pongas, pero el efecto se desvanece si los usas demasiado. En general, una habitación es más calmada si las paredes y el piso son de tonos neutros que vayan de claros a medianos; reserva tus tonos favoritos para dar toques de color con tapicerías, cortinas y accesorios.
Guía de colores
Los psicólogos, artistas y diseñadores de interiores saben que el color puede usarse para influir en el ánimo. Los tonos que usas en tu casa generan un ambiente único, por lo que es útil saber los significados y efectos que normalmente se asignan a ellos.
- Amarillo: alegría, claridad de pensamiento, menor confusión; levanta el ánimo, mejora la memoria y la toma de decisiones
- Anaranjado: creatividad, actitud juguetona, búsqueda, cambio, vivacidad, estimulación del apetito
- Azul: calma, paz, relajación; fomenta la comunicación fluida
- Blanco: pureza, claridad, frescura, limpieza, nuevos comienzos (el blanco contiene todos los demás colores, por lo que es el color de la unidad)
- Café: arraigo, estabilidad, convencionalismo
- Gris: serenidad, madurez
- Morado: sabiduría, espiritualidad, comprensión, tolerancia, intuición
- Negro: protección, recogimiento, misterio, un vacío que brinda descanso y alivio
- Rojo: vitalidad, actividad, energía, entusiasmo, interés, pasión
- Rosa: amor universal, amor propio y al prójimo, amabilidad, ter- nura, belleza; neutraliza el desorden, la agresión y la violencia
- Verde: calma, armonía, equilibrio, descanso, fertilidad
Armonía de sonidos
El ruido externo puede alterar el sueño y el estado de ánimo. Si vives en un vecindario escandaloso, tal vez debas invertir en cortinas pesadas y ventanas dobles. También puedes controlar algunos de los ruidos que te molestan. Por ejemplo, si el refrigerador está zumbando muy fuerte, quizá le haga falta mantenimiento. Si las tuberías son muy escandalosas, pide a un experto que las revise. Y para el bullicio que no puedes controlar, un buen sistema de sonido disimula gran parte del enervante traqueteo de fondo.
En buen estado
Si dejas que se acumulen los arreglos y las labores de mantenimiento, tendrás más estrés en tu vida. El fastidio de una puerta que rechina o una llave que gotea podría impedir que te relajes por la noche. Con el fin de mantener las cosas bajo control, elabora una lista de las tareas de mantenimiento que hay que hacer regularmente y realízalas en las fechas previstas.
Aparta por lo menos una hora a la semana para arreglos pequeños. Para los problemas mayores, como goteras en el techo, pide cotizaciones y plazos para los arreglos, y luego decide quién se hará cargo. De esta forma, lo puedes presupuestar y programar en tu agenda, para luego dedicarte a los aspectos más agradables de la vida.
El orden de las cosas
Un cuarto, escritorio o cajón desarreglado te quita la sensación de control. Puede tener un efecto subliminal en la mente y las emociones, al enviar un mensaje constante de que hay trabajo pendiente, generando en ti sentimientos de culpabilidad.
Tener montones de cosas arrumbadas también puede resultar físicamente peligroso, pues causa accidentes y aumenta la cantidad de alérgenos, insectos y otras plagas. (Te puede interesar: La limpieza del hogar: Una labor de todos los días)
El desorden se vuelve un problema cuando:
- causa tensión en la familia o con tus colegas,
- evita que invites gente a tu casa,
- se convierte en un tema frecuente de conversación con los demás,
- provoca que te estreses en tu propia casa
- o en tu lugar de trabajo.
Las ventajas de erradicar el desorden
- Genera espacio adicional: Al reubicar tus cosas y deshacerte de otras podrías hacer espacio para una oficina en casa o un cuarto de juegos, o simplemente para circular más fácilmente.
- Ahorra tiempo: Encuentras las cosas con más facilidad en una vivienda arreglada. También será más sencilla de limpiar, por lo que tendrás más tiempo para hacer lo que te gusta.
- Sientes calma: Un hogar ordenado te permite sentir que estás en control, lo que ayuda a pensar más claramente.
- Fomenta la autoestima: Tu ambiente es un reflejo de tu persona. Cuando acomodas las cosas, generas un entorno que te da orgullo.
Empecemos
Hay dos claves para ponerle fin al desorden: comienza con un poco a la vez, y mantén ese espacio despejado mientras pasas a la siguiente área por arreglar. He aquí un buen método para desterrar el desorden de tu casa. Toma nota de estos pasos:
- Haz una lista de todos los lugares que deseas ordenar. Esta lista debe ser específica. No pretendas hacer un cuarto completo de una sola vez; más bien divídelo en tareas más pequeñas y fáciles de manejar (cajones o alacenas) y abórdalas una a una. Comienza con el área que te incomoda más. ¿La mesa de noche te desquicia? Entonces empieza justamente ahí.
- Programa mañanas o tardes para erradicar el desorden, y concédete el tiempo suficiente para terminar por lo menos un punto de tu lista.
- Ten listas tres cajas, a las que has rotulado con las etiquetas “Conservar”, “Donar” y “Tirar”. Saca un objeto del área desordenada y hazte estas preguntas: ¿He usado esto en los últimos seis meses?” “¿Lo voy a usar en los próximos seis meses?” “¿Tiene un gran valor sentimental?” Si la respuesta es “no” a todas las preguntas, pon el artículo en la caja para donar o tirar. Si la respuesta es “sí” a alguna de ellas, hazte una pregunta más:“¿Debo guardar esto aquí o estaría mejor en otra parte?” Si la respuesta es afirmativa, pon el objeto en el sitio en el que estará mejor, pero solo si tienes la certeza de que estará en el sitio correcto, donde lo vas a usar o disfrutar.
- Sé valiente. Es probable que te sientas mal por tirar algo que compraste o que te regalaron, pero si no te lo has puesto o no lo has usado en mucho tiempo, pregúntate por qué y tal vez entonces puedas deshacerte de ello más fácilmente, sin sentimientos de culpa.
- Una vez que has despejado el lugar, toma una foto y pégala al fondo del cajón, dentro de la alacena o debajo de algún objeto en el estante o escritorio. Será un buen recordatorio de tu esfuerzo y servirá de inspiración en caso de que regrese el desorden.
- Asegúrate de entregar tus donativos a lo sumo una semana después de la limpieza. Tal vez tengas que averiguar quién acepta qué cosa y si lo pueden recoger a domicilio. Pero hagas lo que hagas, no muevas la caja de un lugar a otro en tu casa. No has terminado la tarea hasta que no hayas sacado la basura y los donativos.
Evita accidentes
Puedes reducir considerablemente el riesgo de incendio o de descarga eléctrica al detectar posibles peligros, como objetos cerca del fuego o un aparato eléctrico con un cable pelado. Sería ideal tener detectores de humo en cada piso de tu vivienda, ubicados en los pasillos. Compra un extinguidor de incendios multiuso y colócalo en la cocina o cerca de ella, que es donde comienzan la mayoría de los incendios domésticos. Asegúrate de que haya por lo menos dos rutas de evacuación en caso de emergencia. (Podrías leer: Urgencias en el hogar: Fugas de gas)
Guarda medicinas, materiales de limpieza y sustancias químicas tóxicas en sus envases originales, correctamente etiquetadas y fuera del alcance de los niños y de las personas con demencia.
Seguridad en el hogar
La mejor forma de garantizar tu tranquilidad es proteger tu vivienda, a fin de que haya menor riesgo de un robo. Si está bien protegida, los ladrones generalmente optarán por un blanco más fácil en otro lugar. Además, la protección ni siquiera tiene que costar una fortuna. Estas son algunas ideas:
- Cerciórate de que las puertas delantera y trasera estén equipadas con chapas de seguridad y que todas las ventanas de abajo o las que sean de fácil acceso tengan cerrojos.
- Cierra las puertas y ventanas cuando salgas y cuando te acuestes. (Sin embargo, no cierres las chapas de seguridad mientras estés en casa, porque podría ser un peligro si necesitas escapar en una emergencia y no encuentras la llave).
- No pongas las llaves en lugares obvios, como debajo de un tapete, en una maceta o colgada por dentro junto a la puerta de entrada.
- Participa en el programa de vigilancia vecinal. Si no hay uno, ¿por qué no lo organizas?
- Instala luces con sensores de movimiento en el camino de entrada y en áreas laterales o traseras que tienen acceso a la calle. Conecta las luces a temporizadores en va- rias habitaciones.
- Coloca una mirilla en la puerta principal para que puedas ver quién llama.
- Pon una cadena en la puerta principal y nunca le abras a gente que no conoces, a menos que la cadena esté puesta.
- Adopta un perro, o coloca un letrero que diga “Cuidado con el perro”, aunque no haya animales en casa. Los ladridos son el peor enemigo de los ladrones.
- No dejes que se vean por las ventanas objetos que resulten atractivos para los ladrones o que sean fáciles de cargar, como computadoras portátiles, tabletas, cámaras, celulares, llaves de auto o joyeros. Es mejor no crear tentaciones.
- Nunca dejes una escalera donde un intruso la pueda utilizar para meterse. Mejor guárdala bajo llave.
- Considera instalar una alarma antirrobo. nSi te vas unos días, cancela el correo. Si no se puede, pídele a un vecino que recoja el correo que se acumule en el buzón.