Es muy común que nos dejemos llevar por la idea de que el ejercicio requiere un cambio de ropa, un programa formal, equipo especial, mucho sudor e incluso una hora oficial de inicio y final. Olvídate de eso. Comienza a pensar en el ejercicio en términos de pasártela con vitalidad todo el día.
Eso significa caminar más rápido, levantarte y estirarte siempre que hayas estado sentado durante una hora, preferir las escaleras al elevador y usar un cuchillo pesado en lugar del procesador de alimentos. En otras palabras, busca oportunidades de hacer algo de ejercicio en todo lo que realices.
Esta actitud alegre y vigorizante no solo produce resultados físicos importantes, sino que, con el tiempo, hará que las sesiones formales de ejercicio te resulten más fáciles y atractivas.
¿Te gustaba andar en bicicleta? ¿Nadar? ¿Jugar fútbol o saltar la cuerda? ¿Cargar pesas? ¿Estar en un grupo de danza o gimnasia?
Lo más probable es que si disfrutaste alguna actividad física o ejercicio en tu infancia o juventud, lo disfrutarás ahora, no importa cuánto tiempo ha pasado, cuántos problemas de salud hayas tenido, cuantos kilos hayas subido o qué habilidades hayas perdido. Retomar algo que una vez te gustó mucho aumenta las probabilidades de que no abandones la actividad hoy… ni mañana, en especial si se trata del ejercicio.
Siempre tenemos pretextos para no ejercitarnos, pero la realidad es que, si verdaderamente lo disfrutáramos, buscaríamos más tiempo para llevarlo a acabo.
Así que empéñate en hacer divertido cualquier tipo de ejercicio que elijas. Ya sea que las realices con un amigo o en un lugar hermoso, escuchando música o bailando.
Algunos nos avergonzamos si somos torpes al jugar un deporte, o si sólo levantamos unos cuantos kilos de pesas en el gimnasio, si nuestra técnica es muy ensayada, o si no nos vemos esbeltos y ataviados con la última moda de ropa deportiva, si estos son los sentimientos que te alejan de activar tu cuerpo a través del ejercicio, necesitas olvidarlos.
Tu salud es demasiado importante para que permitas que la preocupación de cómo te ven los desconocidos detengan tu proceso.
Evita predestinarte al fracaso. Decidir que quieres correr un maratón después de estar inactivo por años muy seguramente te dejará decepcionado, y peor aún, podrías lastimarte y frustrarte una vez más.
Apégate a un plan de ejercicio inicialmente modesto que puedas manejar, y luego aumentas poco a poco la duración y la intensidad de tus sesiones de acondicionamiento físico.
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