Cambios en cuerpo y mente

El cuerpo y la mente se van modificando poco a poco, hasta que un día los cambios se hacen notorios.

 ·  19/09/2023
Cambios en cuerpo y mente

A lo largo de la vida, nuestro cuerpo y nuestra mente experimentan una serie de cambios. Algunos de estos cambios son naturales y esperados, mientras que otros pueden ser el resultado de factores externos, como la dieta, el ejercicio o el estilo de vida.

El organismo alcanza su punto máximo a los 25 años, y a partir de los 35 se empieza a notar el paso del tiempo. La piel muestra sus primeras arrugas, el cabello se adelgaza y aparecen las primeras canas.

Debido a que en esta edad comienzan a decrecer la fuerza, la resistencia y la velocidad, muchos deportistas terminan sus carreras entre los 30 y los 40 años. A partir de los 50 años, el deterioro de las capacidades físicas y mentales es constante, pero se presenta de una forma tan lenta que a menudo pasa desapercibido.

En el cuerpo

La resistencia se reduce, en promedio, de 7 a 10% cada década entre los 30 y 65 años. La movilidad comienza a reducirse a partir de los 45 años en un 9% por década y la fuerza física, a un ritmo de hasta 15% por década. En cuanto a la coordinación, esta va disminuyen- do 10% cada década a partir de los 35 años.

Muchas personas registran en la mediana edad un aumento de peso de hasta 10 o 15 kilos. En las mujeres, a menudo esto es un efecto normal de la menopausia. Sin embargo, el incremento en realidad no tiene que ver con el cambio hormonal, sino con una disminución de la necesidad calórica de la edad que afecta tanto a hombres como a mujeres. Entre los 50 y 65 años se reduce esta necesidad calórica, en los hombres en unas 400 kcal y en las mujeres en 300 kcal.

Sin embargo, la cantidad de calorías requeridas está determinada por la masa muscular. Ya que esta disminuye con el paso del tiempo, el cuerpo necesita menos calorías. A los 75 años, la masa muscular se ha reducido casi a la mitad y el metabolismo se va haciendo más lento. Entre menos se le exija al organismo, más rápidamente avanza este proceso.

En esta etapa tiende a cambiar el estilo de vida, y las personas dejan de realizar actividades deportivas. A esta edad es normal que queramos vivir con más comodidad y tenemos mayor necesidad de relajarnos y dejarnos consentir. Como consecuencia, si no reduces el consumo de calorías, subirás de peso. Eso no significa que debas pasártela a dieta. Es suficiente que hagas algunos cambios en la alimentación y aumentes el nivel de actividad física. Subir por las escaleras y caminar en vez de usar el auto son buenas opciones para integrar movimiento al día a día.


En la mente

Pero no solo cambia nuestro cuerpo. También el cerebro se modifica, y las capacidades se empiezan a perder a los 20 años. Quien juega memoria con los hijos o nietos sabe que los niños son invencibles en cuanto a percepción gráfica. No es que a los adultos se nos mueran las neuronas, como se dice a menudo, sino que se reduce el número de sinapsis (conexiones entre neuronas).

Sin las sinapsis no pasa nada en el cerebro. Estas son responsables de que la información de una neurona sea llevada a la siguiente. De esta manera, las neuronas construyen redes en las diversas regiones del cerebro, que son el camino para recibir información, procesarla y almacenarla.

Constantemente se forman y desaparecen sinapsis, pero con el paso del tiempo, el equilibrio cambia de lugar. A partir de los 20 años comienza a reducirse el número de sinapsis en un 10% por década, sobre todo en el hipocampo.

Esta parte del cerebro es responsable de que podamos almacenar permanentemente lo aprendido en nuestra memoria a largo plazo. El principal problema con ello es que la memoria pierde capacidad con la edad, pero al mismo tiempo debe realizar más trabajo que cuando éramos más jóvenes.

Un ejemplo: cuando la vista o la capacidad auditiva se deterioran, nuestra memoria debe completar la información faltante: en parte, con los recuerdos, y en parte, con una mayor atención.

Algo parecido sucede cuando se debilitan los músculos, las articulaciones y el equilibrio. Por ejemplo, subir las escaleras requiere de fuerza muscular y concentración. La buena noticia es que numerosos estudios han demostrado que la memoria no se debilita en su totalidad, solo se modifica. Es decir, procesamos más lentamente la información, pero para compensar utilizamos otras regiones cerebrales y nos servirnos del conocimiento adquirido a lo largo de años de experiencia. Con ello podemos obtener buenos resultados.


Revistas