Depresión: cómo reconocerla y cómo enfrentarla
En algún momento de su vida, la mayoría de las personas se topa con la depresión, ya sea personalmente o a través de alguien a quien conocen.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta negativamente la manera en la que se siente, piensa y actúa.
Puede causar una amplia gama de problemas emocionales y físicos y puede interferir con la capacidad de trabajar, estudiar, mantener relaciones y disfrutar de las actividades que antes eran agradables.
Es una de las enfermedades mentales más comunes del mundo. Afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, y es la principal causa de discapacidad en personas de 15 a 44 años.
La depresión tiene una amplia gama de síntomas: desde la melancolía, que nos afecta a todos en cierto grado en algún momento de la vida, hasta una sensación agobiante de desesperanza.
- El duelo a veces es causa de depresión y a esto se le llama depresión situacional. Sin embargo, los síntomas del duelo, a menudo idénticos a los de la depresión, por lo general se disipan en unas semanas o meses.
- La depresión crónica de bajo nivel que no te impide funcionar, pero le roba la alegría a tu vida cotidiana, se llama distimia.
- La depresión grave o clínica se distingue por síntomas debilitantes. Los sentimientos suicidas indican una depresión grave.
No todo está en la mente
La depresión ocurre cuando se desequilibran la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, sustancias cerebrales que regulan el estado de ánimo.
Esto puede deberse a detonantes ambientales o biológicos. Sin embargo, la depresión no es solo una enfermedad del cerebro. La mayoría de las personas afectadas experimenta trastornos corporales, como debilidad muscular y pérdida de energía.
Puede haber migraña, dolor general o problemas digestivos. La calidad del sueño suele ser mala y los enfermos tienden a despertar de madrugada.
A veces puede aparecer como factor que contribuye a dolencias poco conocidas, como la fatiga crónica o la fibromialgia.
Cuándo buscar ayuda
Es importante reconocer que la depresión es una enfermedad real que necesita tratamiento real; no pienses que las personas deprimidas solo tienen que dejarse de cuentos y seguir adelante.
A veces puedes controlar la depresión solo hablando de tus problemas con un familiar o amigo. Sin embargo, si persiste y comienza a interferir con tu vida diaria, es hora de ir al médico.
Estos sentimientos podrían ser la manifestación física de un desequilibrio químico en el cerebro y puede ser esencial utilizar medicamentos para restablecer este delicado equilibrio. Tu médico puede recomendarte a un terapeuta.
Algunos de los signos y síntomas de la depresión son:
- aislamiento social
- pérdida de interés o placer en actividades habituales
- tristeza o cambios en el nivel normal de energía
- pensamientos suicidas.
Cuéntale a tu médico sobre los cambios recientes en tu vida que podrían estar provocándote depresión, pues cualquier plan de tratamiento debe tenerlos en cuenta. Por ejemplo, si la causa de tu ánimo decaído es la soledad, el solo hecho de tomar medicamentos no va a resolver el problema.
Además, en ocasiones, la depresión se relaciona con un trastorno de salud, como la enfermedad de Parkinson o un EVC.
La depresión en adultos mayores
Comúnmente se piensa que la depresión es parte natural del envejecimiento. ¡Pues no! Aunque los adultos mayores enfrentan numerosos cambios y pérdidas, sus habilidades de resistencia aumentan con la edad.
Alrededor del 3% de los ancianos sufre depresión grave y otro 15% tiene síntomas depresivos que no cumplen los criterios de depresión clínica.
Sin embargo, a menudo, los médicos no saben cómo detectar la depresión en personas de la tercera edad, aunque los antidepresivos pueden renovar el gusto de vivir. Por eso, con frecuencia no se tratan los casos de depresión en pacientes mayores.
La depresión puede coexistir con muchas de las dolencias crónicas que sufren las personas de edad avanzada.
La pérdida de independencia por discapacidad o enfermedad también contribuye a la depresión de los ancianos y los sentimientos de soledad y aislamiento pueden exacerbarse conforme los seres queridos se mudan o mueren.
Otro factor importante es la toma de medicamentos. Ciertos fármacos —como los que se recetan para la presión arterial, los somníferos y algunos analgésicos y tratamientos para la artritis— pueden ocasionar depresión.
Enfermedades vasculares y depresión. Con frecuencia los casos de depresión se vinculan a condiciones vasculares que pueden causar enfermedades como EVC e infartos.
Si la depresión ocurre por primera vez en una persona mayor de 50 años, es muy importante hacerle un examen médico completo, una tomografía cerebral para detectar cambios vasculares y, en algunos casos, un examen detallado de cognición.
Después se deben incorporar a su plan de salud ciertas medidas para controlar los factores de riesgo.
¿Es depresión o demencia? En las personas de mayor edad, la depresión a veces puede confundirse con demencia, y viceversa, debido a que comparten síntomas de pérdida de memoria, cambios en los niveles de energía, pérdida de interés en sus pasatiempos, dormir demasiado (o muy poco) y dificultad para concentrarse.
- La depresión se caracteriza por un deterioro mental rápido, dificultad para concentrarse y hablar, y movimientos más lentos de lo normal. Puede haber pérdida de la memoria de corto plazo, pero la persona está consciente de esto.
- La demencia tiende a implicar un deterioro mental lento, sensaciones de confusión o desorientación, dificultad evidente para escribir, hablar y moverse, problemas de memoria de corto plazo y falta de conciencia de ellos.
Aunque las personas con antecedentes de depresión antes de los 60 años son más propensas a desarrollar enfermedad de Alzheimer que quienes nunca han estado deprimidos, no se ha podido establecer una relación clara entre estas dolencias.
Los científicos no están seguros si la depresión desencadena la demencia o si es un síntoma temprano de ella.
El daño a los vasos sanguíneos por enfermedad cardiovascular también puede predisponer a la depresión y al Alzheimer e incluso podría ser el vínculo a una o ambas.
Si a ti o a un ser querido les han diagnosticado demencia, es importante que se haya descartado primero la depresión.
¿Cómo se trata?
El tratamiento de la depresión depende de la causa y la gravedad de los síntomas. Alrededor de 15% de los casos de depresión se deriva de una enfermedad subyacente, como pérdida auditiva no detectada, diabetes, cáncer o hipotiroidismo.
Aunque atender la enfermedad es esencial, la depresión “secundaria” suele requerir tratamiento con fármacos.
Tu médico debe sugerir uno o más de los siguientes:
- Antidepresivos. Existen más de 20 medicamentos para combatir la depresión. Por ejemplo, algunos pueden restablecer la energía en pacientes cuya depresión los aletarga, mientras que otros sirven para tratar la ansiedad. Además, las reacciones individuales al mismo fármaco pueden variar, por lo que tendrás que trabajar con tu médico para encontrar el mejor tratamiento para tu caso. Ten paciencia: recuperarte de un ataque grave de depresión puede tomar de 6 a 12 meses
- Terapia de conversación. Hablar de tus problemas, sobre todo con un terapeuta, puede resultar muy útil. El médico también podría recomendarte la terapia cognitivo-conductual con un psicólogo clínico para ayudarte a identificar patrones negativos o contraproducentes de tu diálogo interno y reemplazarlos por conductas y patrones de pensamiento positivos.
- Ejercicio. El ejercicio moderado o intenso, ya sea aeróbico o con pesas, tres días a la semana, puede ser tan efectivo para la depresión grave en adultos mayores como el tratamiento estándar con fármacos.