En la juventud almacenamos conocimiento para adaptarnos al entorno. En la edad adulta, seguimos guardando y registrando información, además de emplearlo ya aprendido. En la madurez, la memoria intenta extraer algún tipo de patrón de comportamiento basado en nuestras vivencias. Después, recordamos y reflexionamos acerca del pasado y las experiencias previas.
La memoria es un asunto complejo, y su funcionamiento depende de la interacción de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Cualquier problema que surja en alguna de estas áreas afectará a las otras dos y, por consiguiente, a la memoria.
Son la base de todo. La memoria trabajará de manera apropiada solo si no hay problemas en las funciones vitales. Por ello, es fundamental seguir un estilo de vida saludable y hallar el equilibrio para conservar la salud fisiológica. El estado físico influye en el bienestar psicológico —perspectiva de vida, personalidad, estado emocional, conflictos internos— y, a su vez, este contribuye a la salud física.
Sus repercusiones en la memoria son conocidas. La falta de interés o atención asociada al trastorno depresivo es la principal causa de la dificultad para recordar. Así, el trabajo que implica memorizar o recuperar recuerdos depende del grado de motivación y del estado de ánimo. El cerebro tiene la capacidad de discriminar elementos según el humor, por lo que, si estás triste, los recuerdos negativos vendrán sin esfuerzo a tu mente, y recordarás hechos deprimentes con facilidad. En cambio, si estás feliz, será más sencillo para tu memoria guardar imágenes positivas.
El cerebro tiene la capacidad de discriminar elementos según el humor: si estás triste, recordarás lo negativo, y si estás feliz, recordarás cosas alegres.
Constan de dos componentes. Uno es material y tiene que ver con el bienestar básico, ya que la sensación de seguridad derivada del hecho de sentirse a gusto tiene una función en la manera en la que se experimentan los sucesos. El otro es social, y aunque no siempre es posible controlarlo, sí se puede influir en él para crear oportunidades de conocer personas, promover el intercambio de ideas y participar en la vida comunitaria. Cuando tus necesidades materiales están satisfechas y disfrutas de relaciones sociales enriquecedoras, el entorno ayuda a estimular tus recuerdos. De lo contrario, esto se convierte en un gran obstáculo. Te puede interesar leer: 7 formas de mantener la mente despierta
El valor que se le da a estos tres factores puede variar de una persona a otra y entre las distintas etapas de la vida. Probablemente tengas una gran falta de seguridad emocional en la infancia, mientras que tu necesidad de bienestar material aumenta a medida que creces. Sin embargo, la memoria siempre debería situarse en un contexto de adaptación al entorno
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