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Ejercicio: La mejor inversión

La actividad física es una de las mejores inversiones que puedes hacer por tu salud. Con ejercicios de fuerza bien realizados, incluso las personas mayores (sí, ¡hasta los centenarios!) pueden aumentar masa muscular y, así, mejorar su calidad de vida.

Los ejercicios que trabajan la coordinación y la movilidad repercuten positivamente en la motricidad y en la flexibilidad. Con ello garantizas movimientos más seguros y evitas la posibilidad de que se presenten lesiones en el día a día. El entrenamiento de resistencia fortalece el sistema cardiovascular, aumenta la vitalidad y repercute positivamente en la salud del cerebro. Y ya que todo esto genera una avalancha de endorfinas (las gloriosas hormo- nas de la felicidad), sentirás la motivación de abordar la vida con más entusiasmo.

Quien se detiene… ¡se oxida!

Es posible entrenar fuerza y resistencia a lo largo de la vida. Sin embargo, a mayor edad, mayor es el tiempo que pueden tardar en notarse los efectos del ejercicio. No esperes a los 60 años lograr el mismo rendimiento que los deportistas jóvenes. Dicho eso, recuerda que quien se mueve con regularidad aumenta sus posibilidades de gozar de buena salud hasta una edad muy avanzada.

El movimiento también le ayuda al cuerpo a regenerarse más rápidamente después de una enfermedad. Quizá lo hayas experimentado en carne propia, pues casi todos hemos padecido dolor de espalda alguna vez en la vida. Todavía en la década de 1980, la mayoría de los médicos prescribía un estricto reposo en cama. Hoy sabemos que eso surte el efecto contrario al que buscamos.

Quien toma un descanso obligado por demasiado tiempo pierde fuerza muscular y aumenta el riesgo de desarrollar dolor crónico. En la actualidad, por ejemplo, en muchos casos de hernia discal los ortopedistas recomiendan realizar actividad deportiva ligera. Su lema es: “Lo que no duele generalmente tampoco hace daño”.


Moverse por placer

La mayoría de las personas que se ejercitan no lo hacen principalmente por su salud. Según estudios científicos, los individuos deportistas tienden a moverse mucho más en el día a día que quienes no realizan actividad física alguna. Los expertos concluyen que el deporte despierta el gusto por el movi- miento. Esto se debe a que un entrenamiento regular trae consigo resultados positivos: me- jora el rendimiento general y ayuda a reducir el estrés… sin mencionar la cascada de hormonas de la felicidad que produce el cuerpo cuando le damos la oportunidad de hacerlo.

Una vez que empieces, sentirás más vitalidad en pocas semanas. Te será más fácil realizar actividades diarias, como asear el hogar, hacer jardinería o subir escaleras. Además, la acti- vidad corporal regular fortalece la habilidad de manejar contratiempos y decepciones. Esto te dará una mejor actitud hacia la vida y hacia tu cuerpo. Quien siente plenitud en su cuerpo tiene más disposición a cuidar su salud que alguien que lo experimenta como una carga.

El deporte fomenta la comunidad, y el hecho de coincidir con personas que comparten tus intereses hace que el entrenamiento sea más divertido. Así que comienza a entrenar hoy mismo. Recuerda que nunca es demasiado tarde. Incluso las personas mayores pueden influir positivamente en su salud con un entrenamiento bien planeado. ¡Es una gran forma de mejorar tu calidad de vida!

Diez consejos para principiantes

  1. Chequeo de salud: Antes de que comiences con el entrenamiento, debes realizarte un chequeo médico de salud y de condición física.
  2. Enfermedades preexistentes: Si tienes condiciones crónicas como diabetes, sobrepeso, enfermedades cardiovasculares o enfermedades musculoesqueléticas, consulta sin falta a tu médico sobre el tipo de ejercicio a realizar.
  3. Dolores: Interrumpe tu entrenamiento en cuanto sientas dolores en los pies o en las articulaciones. No te quites las molestias por tu cuenta; consulta a un médico o fisioterapeuta.
  4. Pulsómetro: Para deportes de fuerza y rendimiento, debes entrenar siempre con un pulsómetro, a fin de que siempre estés al tanto de tu frecuencia cardiaca (los latidos del corazón por minuto).
  5. Límites: No te sobrecargues. Empieza lentamente y aumenta el entrenamiento a lo largo de varias semanas. Debes tener siempre la sensación de que puedes entrenar todavía un poco más.
  6. Entrenamiento: Procura hacerlo en compañía de alguien. Búscate personas afines, ve a un gimnasio que siga las normas de sana distancia o inscríbete a una clase.
  7. Tiempos: Solo un entrenamiento regular lleva al éxito. Piensa cuándo se puede integrar mejor el entrenamiento en tu rutina cotidiana y cumple con los horarios establecidos.
  8. Variaciones: De vez en cuando corre por otra ruta o practica diversos deportes. Ello ayuda a mantener la motivación.
  9. Ropa: Cuida que tu ropa sea adecuada a tu entrenamiento. No siempre debe ser un costoso atuendo profesional. Por lo general, son sufi- cientes una playera de algodón, pantalones o mallones para ejercicio y buen calzado deportivo.
  10. No te rindas: El deporte y el movimiento deben causarte alegría, no generar estrés. Si la motivación disminuye o los resultados tardan, recuerda que ya diste el paso más difícil, que es comenzar. ¡Estás en camino a la meta!
Lilo Flores

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