Cirrosis: El enemigo silencioso del hígado
Es una enfermedad grave, pero con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, se puede controlar y mejorar la calidad de vida.
La cirrosis es una enfermedad crónica e irreversible del hígado que se caracteriza por la formación de tejido cicatricial. Esta cicatrización distorsiona la estructura normal del hígado, impidiendo que funcione correctamente.
¿A quiénes afecta?
- Personas alcohólicas o que beben en exceso
- Personas con hepatitis C crónica
- Más hombres que mujeres
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¿Qué es?
La característica de la cirrosis, enfermedad crónica progresiva, es que las células normales del hígado son reemplazadas por tejido cicatricial. El consumo excesivo y prolongado de alcohol es la causa más frecuente, pero este padecimiento también puede derivar de la hepatitis, una inflamación o bloqueo de los conductos biliares, enfermedades hereditarias o la reacción a algún medicamento o a una toxina ambiental.
Algunos de sus síntomas son la pérdida de peso, náuseas, vómito, impotencia, ictericia (coloración amarilla de la piel) e inflamación en las piernas. Las personas con cirrosis también suelen presentar una inflamación abdominal distintiva llamada ascitis. El daño hepático es irreversible, pero es posible aminorar el progreso de esta enfermedad, y las complicaciones se pueden tratar con la alimentación y otras medidas.
Consejos de nutrición
- No bebas alcohol. Evitar esta bebida es clave para prevenir un mayor daño hepático.
- Evita abusar del sodio. Ingerir grandes cantidades de sodio puede llevar a que el organismo retenga líquidos, lo cual, a su vez, suele empeorar la inflamación.
- Lleva una dieta saludable. Las deficiencias nutricionales son comunes, así que trata de seguir una alimentación equilibrada. Las frutas y verduras pueden aportar vitaminas y nutrientes esenciales, en especial vitamina C, que ayuda a fortalecer el sistema inmunitario. Elige cereales integrales y fuentes saludables de carbohidratos, como cereales o panes de trigo integral enriquecidos y fortificados, para obtener energía.
- Ingiere comidas pequeñas o bocadillos. Para combatir la pérdida de apetito, ingerir comidas pequeñas y frecuentes puede ser mejor que consumir tres comidas grandes al día.
- Come fuentes de proteína magras. El consumo diario recomendado de proteínas para las personas con cirrosis es de 1.2 g por cada kilo de peso corporal. Esta es una cantidad superior a la recomendada para las personas sanas. Hay evidencias que respaldan la ingesta de alimentos con proteínas vegetales, como la soya, los chícharos (arvejas) y las legumbres, sobre todo entre las personas que desarrollan confusión mental, un padecimiento llamado encefalopatía hepática.
- Consume grasas saludables. Una cantidad moderada de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas (pescados aceitosos, aceite de oliva, aceite de cártamo) proporciona las calorías necesarias sin sobrecargar el hígado.
- Bebe mucha agua. Las personas que padecen cirrosis deben beber entre cuatro y seis vasos de agua y otros líquidos claros al día, especialmente si presentan ascitis.
- Considera el uso de complementos. Ya que la desnutrición es común entre las personas con cirrosis, el médico puede sugerir que cubran los vacíos con complementos.
Consejos para la vida diaria
El tratamiento de las causas de la cirrosis es esencial para frenar el daño del hígado.
- Aborda la adicción. Es recomendable que las personas con cirrosis sigan un programa de tratamiento para la adicción al alcohol.
- Toma medicamentos. Quienes padecen hepatitis B o C deben tomar medicamentos para prevenir un mayor daño al hígado.
- Haz ejercicio. La obesidad se está convirtiendo en una causa común de cirrosis, ya sea como motivo único o en combinación con el abuso de alcohol, la hepatitis C o ambos.
Alimentos que sanan
- Agua
- Chícharos (arvejas)
- Frutos del bosque
- Legumbres
- Panes y cereales enriquecidos y fortificados
- Papaya
- Pescado
- Pimiento morrón (pimentón)
- Soya (soja)
Los alimentos que dañan
- Alcohol
- Alimentos salados, como los encurtidos
Alimentos restringidos
- Aquellos ricos en grasa
La información proporcionada en este texto no sustituye la consulta médica profesional. Si presenta alguno de los síntomas mencionados, consulta a tu médico para obtener un diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado.