El colesterol elevado es una condición en la que se tiene demasiado colesterol en la sangre.
El colesterol es el compuesto que usa el cuerpo para fabricar hormonas, vitamina D y los ácidos que digieren las grasas. Una pequeña cantidad rinde bastante; el sobrante en ocasiones termina en las arterias, donde contribuye a la formación de depósitos grasos conocidos como placas, que se adhieren a las paredes arteriales, reducen el diámetro interior de los vasos sanguíneos y dificultan el flujo de sangre.
Cuando esto pasa en las arterias coronarias, la persona puede sufrir un infarto. Las obstrucciones de la arteria carótida suelen causar EVC. Y si el problema es en las piernas, la persona sentirá dolor al caminar.
Las moléculas que transportan el colesterol se llaman lipoproteínas y las hay de tres tipos:
1. Lipoproteínas de baja densidad (LBD). Por su naturaleza, ejercen un efecto negativo porque el colesterol que se encuentra en su in- terior tiende a adherirse a las paredes arteriales y estrechar los vasos sanguíneos. También se les conoce como colesterol “malo”.
2. Lipoproteínas de muy baja densidad (LMBD). Contienen triglicéridos, que son grasas halladas en la sangre. Tras sufrir distintas reacciones, las LMBD se transforman en LBD, que albergan más colesterol y tienen mayor potencial de constreñir los vasos sanguíneos.
3. Lipoproteínas de alta densidad (LAD). Son benéficas porque recogen el exceso de colesterol de los tejidos y lo llevan al hígado. También se les conoce como colesterol “bueno”.
La dieta desempeña un papel fundamental en el aumento o la disminución de los niveles de colesterol. En particular, el consumo excesivo de grasas saturadas —presentes en cortes de carne y quesos con mucha grasa, crema y leche enteras, mantequilla, helados y aceites de palma y coco— puede elevar los niveles de colesterol.
Y qué decir de las ácidos grasos trans que se producen en los laboratorios; estas sustancias, que pueden disparar las concentraciones de colesterol “malo”, son producto de un proceso químico conocido como hidrogenación, cuya función es prolongar el tiempo de conservación de los aceites.
Algunas margarinas, alimentos horneados de producción industrial, papas fritas y otros tipos de comida rápida contienen ácidos grasos trans.
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