Estilo de vida

Combate el estrés con lo que comes

El estrés se define como cualquier situación que somete al organismo a una presión excesiva. Las fuentes del estrés pueden ser una enfermedad o lesión física, y numerosos factores psicológicos, como temor, enojo o frustración… incluso una felicidad fuera de lo común. Lo que para una persona constituye una fuente de estrés insoportable, para otra puede ser la chispa de la vida. (Quizás te interese leer: ¿Cómo afecta el estrés a mi corazón?)

Los estresores, es decir, los estímulos que causan estrés, actúan como disparadores del sistema automático del organismo que responde al estrés. Al bajar las defensas, el cuerpo se vuelve más vulnerable a enfermedades, desde un resfriado común hasta un infarto o cáncer.

La respuesta al estrés agudo

El estrés no es un fenómeno moderno. Nues- tros ancestros lo experimentaban mucho más seguido que nosotros: desde la búsqueda continua de alimento hasta los peligros que representaban los animales salvajes y los ve- cinos hostiles. Nuestro organismo sigue respondiendo a él de modo muy parecido; a esta respuesta se le conoce como mecanismo de lucha, huida o parálisis. El cuerpo se inunda de adrenalina y otras hormonas que elevan la presión arterial, aumentan el ritmo cardiaco, tensan los músculos y nos ponen en alerta.

El metabolismo se acelera para suministrar energía adicional y la digestión se interrumpe, porque la irrigación sanguínea se desvía hacia los músculos, donde será más necesaria. Esta reacción es adecuada para el estrés físico oca- sional, pero el estrés emocional es parte de la vida diaria y esta respuesta de alerta constan- te tiene consecuencias dañinas.

Requerimientos nutricionales

Nutrirse bien es importante durante los periodos de estrés. Cuando este se prolonga, causa estragos en la digestión y altera las necesidades de nutrientes. Los alimentos nos proporcionan las calorías, vitaminas y minerales suficientes para enfrentarlo, y ayudan a contrarrestar sus efectos negativos sobre el sistema inmunitario. Los cítricos, los chiles (ajíes) y las papas son ricos en vitamina C, que ayuda al organismo a resistir las infecciones aun en situaciones de estrés.

Un estudio demostró que las personas estresadas que tomaban 1,000 mg diarios de vitamina C tenían menor aumento de la presión arterial y un nivel más bajo de hormonas de estrés. Además, los alimentos ricos en cinc (pescados, mariscos, carnes, aves, leche, huevos, granos enteros y frutas deshidratadas) ayudan a mantener la salud del sistema inmunitario.


En situaciones de estrés, hay personas que sienten hambre y se dan atracones. Otras tienen que obligarse a comer. Ya que el estrés afecta la digestión, conviene ingerir cuatro a seis comidas más pequeñas y repartidas en el día. Los platillos ricos en carbohidratos pueden aumentar los niveles de serotonina, sustancia química cerebral que produce una sensación de calma. Los estudios indican que las personas propensas al estrés que siguen una dieta elevada en carbohidratos y baja en proteínas padecen menos depresión.

Consejos para alimentarte

Estas medidas pueden ayudarte a comer bien durante las épocas de mayor tensión:

  • Desayuna: Si empiezas el día sin comer, el estrés será más difícil de manejar.
  • Come lentamente: Comer rápido suele acarrear trastornos digestivos y estos, jun- to con el estrés, dificultan la digestión.
  • No inicies dietas: Cambiar hábitos ali- mentarios es estresante aún en los buenos momentos. No te compliques.
  • Limita lo más posible tu consumo de cafeína y alcohol: Estos afectan el estado de ánimo y los patrones de sueño. El alcohol también puede aumentar el estrés y la tendencia a presentar depresión.
  • Presta atención a tu cuerpo: Evita los alimentos que le causan molestias o malestares digestivos.

Alimentos gratificantes

Casi todos tenemos un alimento favorito que nos gratifica en los momentos de mayor tensión. Para algunas personas es un alimento que los remite a la infancia, como los lácteos o el espagueti. Otros tienen antojo de chocolate o dulces, que aumentan la producción de serotonina, sustancia química de efecto tranquili- zador. Las sopas, caldos y potajes también son una elección habitual.

Mejor evitarlos

El estrés trastorna la digestión normal. En la medida de lo posible, debes evitar las comidas grasosas, que tardan más tiempo en digerirse, y las infusiones con cafeína, que pueden contribuir a tu nerviosismo. Opta, en cambio, por tés de hierbas, como manzanilla o menta, que tienen un efecto calmante, o por leche descremada o jugos de frutas. Si consumes café, prefiere el descafeinado. Ten en cuenta que si te alimentas y duermes bien, y mantienes una actitud positiva, podrás manejar mucho mejor cualquier situación que te depare la vida.

Lilo Flores

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