Las presiones externas o las preocupaciones internas pueden generar estrés. Cuando sentimos que la capacidad de lidiar con ellas se ve rebasada, significa que la tensión podría causar un daño físico real.
Cuando estamos estresados, nuestro organismo responde inundándonos con hormonas como la adrenalina y el cortisol. El corazón late con mayor rapidez, la presión arterial aumenta y la respiración se acelera. Podría ser una respuesta útil si nos encontramos ante un peligro repentino, pero, con el tiempo, el estrés puede causar problemas graves de dolor.
En sus primeras etapas, ocasiona migraña, dolor de estómago, indigestión y náuseas. También puede provocar problemas a largo plazo, como cardiopatías y dolor de espalda. La tensión exacerba dolores existentes, pues aumenta la sensibilidad a los estímulos y genera rigidez muscular. Por todas estas razones, es esencial examinar el nivel de estrés presente en nuestras vidas y desarrollar técnicas eficaces para lidiar con él.
El primer paso para manejar el estrés es identificar aquello que nos estresa. Esto no es tan fácil como parece, ya que hay señales como la fatiga y la depresión que no siempre son obvias al principio. Algunas señales físicas comunes del estrés son:
Primero, trata de identificar los síntomas físicos que se presentan con el estrés. Luego, piensa cuándo ocurren esos síntomas en relación con otros eventos que suceden en tu vida. Puedes intentar meditar para lograr controlarlo.
El medio ambiente puede contribuir al impacto que tiene el estrés en nuestra vida diaria. El ritmo de la vida moderna, las multitudes, el ruido y los cambios constantes generan tensión. Es importante recobrar un sentido de control sobre el medio ambiente. Evalúa las actividades diarias que te provocan estrés y considera cómo evitarlas o reducirlas. Por ejemplo, si conducir con mucho tráfico de ida y vuelta al trabajo todos los días te causa ansiedad, explora opciones de transporte público.
A menudo, el estrés es ocasionado por las interacciones diarias con otras personas. Y cuando las relaciones personales se ven afectadas, mucha gente reprime sus emociones. Esto puede generar síntomas de malestar físico como dolor de cabeza, tics nervio- sos, palpitaciones e hiperventilación.
Recuerda que la comunicación es el primer paso para superar cualquier tensión en las relaciones personales. A largo plazo, es uno de los métodos más eficaces para reducir el dolor asociado al estrés y crear cambios constructivos en nuestra vida.
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