El poder curativo de la comida

Desde tiempos remotos se sabe que la comida tiene la capacidad de sanar, y se sigue estudiando hasta qué punto los alimentos pueden prevenir el cáncer.

 ·  09/10/2023
El poder curativo de la comida

La comida tiene un poder curativo que ha sido reconocido por siglos. Las dietas saludables pueden ayudar a prevenir y tratar una variedad de enfermedades, desde enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas hasta afecciones como el resfriado común y la gripe.

Muchos alimentos de origen vegetal contienen un cúmulo de ingredientes valiosos que pueden poner freno a diversas enfermedades. En las investigaciones en torno al cáncer, se ha visto que los cerca de 30,000 fitonutrientes (compuestos vegetales secundarios),

en particular, desempeñan un papel cada vez más importante. Los encuentras en en las frutas y verduras, principalmente.

La familia de las coles (repollos)

El brócoli, la col blanca, las coles de Bruselas, y demás miembros de esta familia contienen glucosinolato, un compuesto que puede proteger las células del organismo. Este solo se libera cuando se mastica bien la verdura, pero sufre cuando se calienta.

Por lo tanto, la col se disfruta mejor en forma de ensalada y si se mastica bien. La col más saludable por excelencia es el chucrut de fermentación láctica, pues combina el glucosinolato con el ácido láctico, que puede inhibir el crecimiento de las células cancerosas.

El ajo y la cebolla

Ciertos estudios realizados con mujeres asiáticas y estadounidenses descubrieron que las estadounidenses que nunca consumían ajo tenían 60 % más riesgo de presentar cáncer que las asiáticas, en cuya cocina el ajo es casi un elemento básico.

La razón es, por un lado, la aliina que contienen las verduras de la familia de la cebolla, un aminoácido que contiene azufre y que elimina los radicales libres (por eso se le conoce como antioxidante).

Se sospecha que los radicales libres desencadenan ciertos tipos de cáncer.

Las cebollas también contienen la sustancia vegetal secundaria quercetina, que actúa contra los radicales libres y, por lo tanto, previene el cáncer.

Los jitomates

Estudios realizados en 5,000 personas del norte de Italia han demostrado que el consumo de productos de jitomate minimiza el riesgo de desarrollar cáncer gastrointestinal.

Además, el carotenoide licopeno que contienen los jitomates puede aliviar la progresión de la enfermedad de la próstata y ayudar a prevenir el cáncer de este órgano masculino.

Son especialmente recomendables las sopas o salsas de jitomate preparadas con aceite de oliva y un poco de ajo, ya que el licopeno, antioxidante presente en este alimento rojo, se activa cuando se calienta.


Los cítricos

Estudios e investigaciones científicas demuestran que las naranjas tienen un efecto preventivo del cáncer. Los niños que beben regularmente jugo de naranja durante los dos primeros años de vida tienen un menor riesgo de desarrollar leucemia.

La toronja (pomelo) también refuerza el efecto de otras sustancias que contrarrestan el cáncer. Los expertos creen que las mandarinas y los limones también tienen efectos similares, pero aún no se ha demostrado científicamente.

Sin embargo, su alto contenido de polifenoles (un grupo de fitonutrientes) parece ser un signo inequívoco de su efecto anticancerígeno.

Frutos secos y frutos del bosque

Los frutos secos y los del bosque contienen antioxidantes, como vitamina C, vitamina E y selenio. Estas sustancias inhiben los procesos de oxidación perjudiciales o indeseables en el organismo.

Sus sustancias colorantes y aromatizantes (polifenoles) impiden el crecimiento de las células cancerosas al inhibir la formación de nuevos vasos sanguíneos que alimentan a las células tumorales.

Uno de los polifenoles más interesantes es el ácido elágico presente en frambuesas, fresas (frutillas), avellanas y nueces. Se cree que este tiene la capacidad de intervenir muy pronto en el desarrollo de los tumores,

bloqueando la activación de las sustancias cancerígenas en las células.

Fruta fresca

Disfruta de las delicias de la temporada que ofrece la naturaleza en tu localidad, como piña (ananás), cereza, durazno (melocotón), chaba- cano (albaricoque), pera, manzana, mandarina, naranja y toronja, por mencionar algunos.

La decisión de comer la fruta cruda o ligeramente cocida depende de ti. Lo importante es que la consumas con frecuencia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que contiene muchos carbohidratos, gracias a su alto contenido de fructosa,

que es el azúcar natural que le da su sabor dulce. Por lo tanto, no comas fruta como complemento de tu dieta diaria normal, sino en lugar de pasteles, frituras o galletas.