En la era de tweets y pokes, se entiende por “amigo” a aquella persona que te envía una solicitud de amistad por Facebook y luego le da “Me gusta” a los videos de risa que compartes en tu muro.
Y sin embargo, tras una mudanza, un cambio de trabajo o la partida de los hijos, uno de pronto voltea a ver su red de apoyo habitual y se da cuenta de que solo queda un barista de cafetería y el anhelo de formar vínculos significativos con alguien.
He aquí cómo pulir habilidades que seguramente dejaste de usar una semana después de entrar a la universidad.
De acuerdo a la Clínica Mayo, muchos adultos encuentran que es difícil hacer nuevas amistades o mantener las existentes. Las amistades pueden estar en segundo lugar con respecto a otras prioridades, como el trabajo, o cuidar de los niños o a los padres que están envejeciendo.
Tus amigos y tú quizás se hayan apartado por cambios en sus vidas o intereses. O quizás te hayas mudado a una nueva comunidad y todavía no has encontrado la manera de conocer gente. Hacer nuevas amistades o mantenerlas exige esfuerzo. Pero el placer y el confort que la amistad ofrece hace que la inversión valga la pena.
En vez de pedir comida a domicilio y quedarte en casa sola viendo series después del trabajo, sal a conocer gente con intereses similares a los tuyos. ¿Cómo? Toma una clase, ve a un concierto, afíliate a una organización que te llame la atención por motivos personales o profesionales y, de paso, contacta a la asociación de exalumnos de tu alma mater e inscríbete a un gimnasio. La gente que tiene cosas en común forma vínculos con mayor facilidad.
¿Acabas de conocer a alguien que te cayó muy bien? Intercambien teléfonos para que puedan reunirse otra vez. Luego (y esto es lo más importante), márcale dentro de las siguientes 48 horas, recomienda Keith Ferrazzi, autor del libro Nunca comas a solas. Si dejas pasar mucho tiempo para retomar la interacción, perderás la oportunidad de estrechar el lazo; cualquier intento tardío te hará parecer una persona apática, poco honesta o desesperada.
Si una nueva amiga/amigo te invita a algún lado, apúntate aunque no te encante la idea de ir a caminar a las 8 de la mañana. Conforme se vaya consolidando la amistad, podrás ser más selectiva al hacer planes con ella; y mientras eso pasa, tal vez aprendas a amar la ópera, el avistamiento de aves o los Pilates. Aceptar invitaciones de amistades nuevas elevará la probabilidad de que conozcas más gente con la que te entiendas muy bien.
Muestra generosidad con tus contactos: si crees que dos personas dentro de tu círculo se llevarían bien, ofrécete a conectarlas. Verás que se te regresará la buena obra. Conforme tus nuevas amistades vayan madurando, deberás estar presente y mantenerte leal. Cuando alguien quiera confiarte algo, préstale tus oídos y luego aplica la máxima “en boca cerrada no entran moscas”.
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