Guía para mantener relaciones afectivas sanas
Lo que importa no necesariamente es el número de personas que hay en nuestras vidas, sino la calidad de nuestras relaciones.
Nunca subestimes la importancia de forjar amistades y de establecer vínculos sólidos. Tanto amigos como familiares te proporcionarán apoyo emocional y una invaluable felicidad a lo largo de tu vida, así como múltiples beneficios para la salud. Pero ¿qué hay que hacer para que estas relaciones afectivas se mantengan sanas?
Crear redes de apoyo con las personas que te rodean es una forma sensata de lidiar con la existencia, así como una inversión para el futuro. En el mundo inestable de hoy, muchas cosas de las que dependes para tener un sentido de identidad y bienestar (hogar, empleo, estilo de vida) pueden perderse de repente, pero las relaciones estrechas suelen mantenerse firmes, y en tiempos de crisis, pueden ser la fuente más confiable de bienestar y seguridad.
Lo que importa no necesariamente es el número de personas que hay en nuestras vidas, sino la calidad de nuestras relaciones. Algunos estudios también muestran que el respaldo emocional que obtenemos de los amigos y seres queridos tiene un efecto positivo en los sistemas cardiovascular, hormonal e inmunitario, así como en la reducción de los niveles de colesterol y presión arterial, y esto, a fin de cuentas, nos ayuda a vivir más años.
Aunque todos requerimos momentos para estar con nosotros mismos, los beneficios de relacionarnos con otras personas son sólidos y duraderos.
Cosecharás lo que siembras
Cuando estás particularmente estresado, una reacción común es alejarte de la gente, pues por lo general te sientes incapaz de responder a los demás. Esto puede convertirse en un círculo vicioso: cuanto más te alejas, más sólo te sientes, e incluso menos comunicativo. Pero al hacer esto, también te privas de lo que otras personas puedan ofrecerte, de ahí la importancia de mantener relaciones sanas.
Es más cuando pides apoyo a tus seres queridos, permites que se sientan valiosos y útiles, y con la confianza de acudir a ti cuando tengan problemas.
Muchos de nosotros vemos nuestras relaciones como algo natural, sobre todo aquellas que mantenemos con la gente más cercana. A menudo esperamos que prosperen sin mucha reflexión o creatividad cuando en realidad necesitan atención para evitar que se marchiten y mueran.
Ejerce el respeto
El respeto es otro componente esencial de una buena relación, cualquiera que ésta sea. Cuando escuchas y comprendes lo que alguien te está diciendo, muestras respeto tanto para sus pensamientos como para sus sentimientos: algo que a menudo se pierde en los conflictos personales.
Es fundamental practicar el respeto, especialmente en las relaciones entre personas de distintas generaciones; todos tienen derecho a ver las cosas desde su perspectiva – aunque tu no estés de acuerdo con su punto de vista -y manifestar la consideración debida por las opiniones de alguien demuestra que valoras y aprecias a esa persona.
Por lo general, loa padres exigen a sus hijos que les muestren respeto, pero con frecuencia no hacen lo mismo y se olvidan de que debe ser algo mutuo para crear lazos fuertes.
Identifica razones de discusión
Las discusiones no siempre son lo que parecen a primera vista; una discusión aparentemente trivial puede estar ocultando un problema más importante. Pelear por dinero, por sexualidad o por quién hace más tareas domésticas, por ejemplo, a menudo tiene que ver con el hecho de que no se están satisfaciendo necesidades más profundas.
Por ejemplo, una discusión sobre quién paga qué, en el fondo puede ser sobre quién asume la responsabilidad, o sobre quién tiene el poder en una situación.
Aprovecha la soledad
Un divorcio o la muerte de un ser querido, por ejemplo, te puede hacer sentir solo o abandonado. Cuando se vive un duelo, el mundo adquiere una perspectiva extraña. Es normal: se necesita tranquilidad, tiempo y ayuda para recuperarse y planear el futuro. Es importante mirar todo lo que no has perdido, y agradecer a las personas que sigues queriendo y se preocupan por ti, fruto de las relaciones sanas.