Al oír la palabra “inflamación” pensamos en una zona de la piel enrojecida, caliente e hinchada; es decir, un lugar donde el sistema inmunitario se defiende provocando calor y curándose a sí mismo, como cuando se infecta una herida. En las arterias sucede lo mismo: nuestro sistema inmunitario reacciona de forma similar contra lo que identifica como un “atacante”. Los científicos siguen descubriendo el papel clave que desempeña esta “inflamación” interna en el proceso conocido como arteriosclerosis.
Muchos investigadores ya no están convencidos de que el colesterol elevado desencadene por sí solo la arteriosclerosis (depósito de placas llenas de grasa en la pared interna de las arterias).
La mayoría de los expertos parten ahora de que el daño arterial es provocado y mantenido por procesos inflamatorios.
En este proceso, los glóbulos blancos —el ejército defensivo del sistema inmunitario— migran a los depósitos de placa blanda dentro de las paredes arteriales y los bombardean con sustancias químicas, haciendo que se forme aún más placa.
Si esta se rompe aparecen coágulos, que pueden causar un infarto. Los niveles altos de inflamación en la sangre pueden significar un riesgo entre tres y cuatro veces mayor de sufrir un ataque cardiaco.
La teoría de la inflamación encaja bien con las investigaciones que han demostrado que varios factores de riesgo, como el colesterol elevado, la hipertensión, la diabetes y la obesidad, también detonan un proceso inflamatorio.
Los médicos esperan poder usar estos nuevos hallazgos para predecir el riesgo de sufrir un infarto o un evento vascular cerebral (EVC). Diversas sustancias químicas en la sangre actúan como “indicadores” de inflamación en el cuerpo.
Una de ellas, la PCR (proteína C reactiva) aumenta cuando hay inf lamación. Los niveles elevados de PCR también se pueden deber a factores de riesgo cardiovascular como el tabaquismo, el colesterol alto y el exceso de grasa abdominal.
Existe una relación entre consumir mucho pescado y tener niveles más altos de vitamina C y niveles más bajos de PCR.
Hoy en día, para medir los procesos inflamatorios asociados con el desarrollo de cardiopatías se considera un indicador específico en la sangre.
Este método se conoce como prueba de PCR de alta sensibilidad. Varias investigaciones han descubierto que los niveles de PCR aumentan incluso años antes del primer infarto o EVC.
Los valores elevados de esta proteína también pueden indicar nuevos ataques cardíacos, EVC o diabetes.
Para obtener una imagen precisa, los cardiólogos usan la prueba de PCR como parte de una prueba combinada que también mide los niveles de colesterol y lípidos en la sangre, conocidos como triglicéridos.
Las bebidas energéticas prometen energía, pero ¿a qué precio? Te contamos todo lo que debes…
Sus semillas, de color amarillo y con un sabor ligeramente amargo, han sido utilizadas durante…
Al aprender a reconocer los signos del perfeccionismo y a desarrollar estrategias para superarlo, puedes…
Elegir la soltería no significa renunciar a la felicidad, sino explorarse y disfrutar de una…
El masaje linfático es ideal para eliminar toxinas, mejorar la circulación y apoyar la recuperación…
Incluir alimentos como frutos del bosque, huevo y pescado azul en tu dieta puede mejorar…