La vida moderna está llena de estrés y tensión constante. Las demandas del trabajo, las responsabilidades familiares y las preocupaciones diarias pueden afectar negativamente nuestra salud mental y física. En este escenario, la relajación se presenta como una poderosa herramienta para contrarrestar los efectos del estrés y mejorar nuestro bienestar general.
Este tipo de concentración, que calma y controla el flujo constante de imágenes mentales y disipa los pensamientos negativos, induce un estado de tranquilidad y relajación. La práctica habitual de esta técnica permite entrenar la mente a enfocarse en el momento presente. Además, en la vida diaria promueve calma, concentración y receptividad, factores esenciales para una buena capacidad de memoria.
1. Con ropa holgada, siéntate en una silla cómoda. Separa las piernas ligeramente, coloca los pies, descalzos o en pantuflas, en el piso; echa la pelvis levemente hacia adelante; con
la espalda recta, apóyala en el respaldo de la silla y alínea la cabeza con la parte superior de la columna. Descansa las manos en los muslos con las palmas hacia arriba.
2. Toma el tiempo que quieras para mirar alrededor tuyo; luego cierra los ojos.
3. Con los ojos cerrados, visualiza la decoración de lugar y escucha los sonidos que haya alrededor tuyo; inclúyelos en este momento de relajación.
4. Presta atención a las sensaciones de tu cuerpo. ¿Hay indicios de tensión? Intenta localizarla. Escucha el ritmo de tu respiración; ¿es rápida o calmada?
5. A continuación, enfoca tu atención en las partes del cuerpo que están apoyadas en la silla y en el piso (muslos, glúteos, espalda, pies). Déjate llevar y descansa el peso de tu cuerpo en las partes que lo soportan, como si necesitara esparcirse para ocupar más espacio en la silla. Relaja los músculos progresivamente, concentrándote, por turnos, en las siguientes secciones de tu cuerpo: coronilla, cuero cabelludo, frente, ojos, mejillas, mandíbula inferior, cuello, hombros, brazos, manos y dedos. Permite que esta agradable sensación de relajación fluya como un arroyo y se infiltre en la espalda, torso, estómago, área pélvica, glúteos, piernas y pies. Toma el tiempo que quieras para experimentar y acoger las nuevas sensaciones que aparecen.
6. Ahora concéntrate en la respiración; empieza a hacerlo más despacio y más hondamente. Con cada inhalación, aspira aire profundamente e imagina que va directamente al abdomen bajo, para luego exhalar como si estuvieras vaciando el aire de esa zona. Respira así unas 6 o 7 veces, luego vuelve a la respiración normal. Date tiempo de sentir y recibir estas nuevas sensaciones.
7. En este estado de relajación, deja que tu mente evoque una imagen de calma y serenidad. Visualiza los detalles: colores, luz, sombra, sonidos. Disfruta esta imagen el tiempo que necesites, así como las sensaciones que la acompañan. Puedes revisar también este tema: Erradica las presiones
8. Cuando quieras hacerlo, deja que la imagen se desvanezca poco a poco y concentra tu atención, una vez más, en las sensaciones que experimentas en el cuerpo. Visualiza partes del decorado alrededor tuyo. Normaliza tu respiración, para luego mover lentamente los pies, las manos, la cabeza y al final, los demás músculos. Estírate como si te acabaras de despertar. Concluye abriendo los ojos.
1. Sigue las instrucciones anteriores para relajarte en posición sentada (puntos 1-5).
2. Cuando hayas llegado a la etapa de respiración profunda y lenta (punto 6), imagina, con cada inhalación, que entra aire fresco por la fosa nasal derecha, atraviesa el hemisferio cerebral derecho, se entibia al pasar por el hemisferio izquierdo para luego salir más cálido por la fosa nasal izquierda.
3. Respira así unas 3 o 4 veces y revierte el proceso: el aire entra fresco por la fosa nasal izquierda, pasa por el hemisferio cerebral izquierdo, se entibia al atravesar al hemisferio derecho y sale más cálido por la fosa nasal derecha. Respira así unas 3 o 4 veces y vuelve a tu respiración normal.
4. Toma el tiempo que quieras para sentir y recibir las nuevas sensaciones que surgen, sobre todo en la cabeza.
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