Las migrañas y los dolores de cabeza son dolencias comunes que pueden afectar significativamente la calidad de vida.
En su mayoría, se producen por tensiones o por alguna condición temporal, como un resfriado o gripe, y suelen ser pasajeros. No obstante, pueden ser un síntoma de un problema más serio. En caso de que sean muy frecuentes, acude al médico para que diagnostique el origen y determine el mejor tratamiento.
La migraña es un agudo dolor palpitante que da en un lado de la cabeza y cuyos síntomas incluyen hipersensibilidad a la luz y al sonido, náuseas y vómito. La cefalea en racimos, la más incapacitante de todas las cefaleas, dura de 15 minutos a 3 horas y generalmente se manifiesta por episodios sucesivos. A menudo comienzan durante el sueño y generan un dolor punzante en un lado de la cabeza, casi siempre detrás de un ojo.
La cefalea tensional es la más común y ocurre por contracciones musculares o por un desequilibrio en la química cerebral. La sinusitis también puede provocar cefaleas. Por su parte, el consumo excesivo de analgésicos de venta libre, sedantes, analgésicos de venta controlada o cafeína (un ingrediente común en esos fármacos) puede ocasionar otro tipo de dolor de cabeza llamado cefalea por efecto de rebote. Los problemas dentales también pueden generar intensos dolores en un solo lado de la cabeza. Otros factores desencadenantes incluyen entrecerrar los ojos por varias horas bajo un sol muy fuerte, fatiga visual, hambre, beber alcohol en exceso y dormir demasiado o muy poco.
Evita los desencadenantes del dolor. Los factores que desencadenan el dolor varían según cada persona. Mantén un registro de tus alimentos, anotando cuáles son los que parecen provocar los síntomas para así poder evitarlos. Algunos de los más comunes son quesos añejos; pan de masa madre y otros panes con levadura; alimentos fermentados; algunas legumbres, especialmente frijoles (porotos), lentejas y productos de soya; frutos secos (nueces, almendras, etc.), semillas y crema de maní; chocolate y cacao; vísceras y carnes saladas, secas, curadas, ahumadas o cualquiera que contenga nitritos; sardinas y anchoas; diversas frutas, entre ellas aguacate (palta), plátano (banano), cítricos, higo, uva, piña (ananás), frambuesa, ciruela roja y pasas; bebidas alcohólicas, principalmente vino tinto; condimentos y potenciadores del sabor, especialmente edulcorantes artificiales, jengibre y melaza; los sulfitos que se usan como conservadores en el vino y la fruta deshidratada, y glutamato monosódico (GMS).
Estabiliza tu glucosa sanguínea. No dejes pasar tus comidas, ya que el hambre o un nivel bajo de glucosa pueden causar el dolor.
Aprovecha los beneficios del café. La cafeína del café y otras bebidas —así como la de diversos analgésicos de venta libre— puede ser tanto beneficiosa como perjudicial para
la migraña. Su consumo habitual y excesivo puede aumentar la frecuencia de los dolores.
Sin embargo, una vez que se deja de ingerir, se puede recurrir a ella para evitar un episodio inminente por sus propiedades vasoconstrictoras. Ante la primera señal de dolor, bebe una taza de café cargado o una gaseosa de cola, toma dos aspirinas y recuéstate en un lugar oscuro y silencioso. Cerca de una hora después, el episodio deberá haber terminado.
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