Decidiste ponerte en forma, así que corres 1 kilómetro y haces una serie de lagartijas. Pero durante los siguientes días sientes los brazos y las piernas como si los hubieran estirado en un instrumento de tortura medieval. Esa sensación de molestia es resultado de dos cosas: la generación de ácido láctico en los músculos y pequeños desgarres en ellos.
Los glóbulos blancos, las prostaglandinas (sustancias químicas antiinflamatorias), los nutrientes y los líquidos que se apresuran a ayudar en la reparación de los músculos tensos también provocan inflamación. Dicho malestar dura varios días, por eso sigues cojeando al bajar las escaleras casi una semana después. Estos dolores también pueden ser resultado de una herida o caída, mientras que otros problemas son causados por calambres, punzadas y fibromialgia (dolor en los músculos y los tejidos fibrosos que no está acompañado de inflamación articular).
Quizá tuviste un entrenamiento exhaustivo en el gimnasio, o simplemente trotaste en el parque, y ahora te duelen mucho algunos músculos. La mayoría de estas molestias se pueden curar con un tratamiento conocido como RICE, por sus siglas en inglés (reposo, hielo, compresión y elevación). La buena noticia es que cuando tus músculos se hayan recuperado y repitas el ejercicio que te afectó en un principio, tendrás menos dolor y una recuperación más rápida; los músculos incluso podrían fortalecerse.
Si el dolor no mejora luego de una semana, prueba con antiinflamatorios de venta libre como el ibuprofeno o el naproxeno. En caso de que el malestar se localice en una zona específica, podría tratarse de algo más grave. Consulta al médico de inmediato; quizá te recete un breve tratamiento con corticosteroides.
Se trata de espasmos musculares dolorosos, causados por contracciones repentinas de las fibras musculares. Suelen ocurrir en la noche y afectan las pantorrillas, sobre todo después de una sesión inusual de ejercicio, lo cual provoca acumulación de ácido láctico. También pueden provocarlos acciones repetitivas, como pintar una pared o usar el teclado de la computadora, una mala circulación sanguínea o nadar en agua fría. Los calambres son comunes durante o después de la actividad física, debido a la pérdida excesiva de sales y líquidos a través del sudor.
Sigue este procedimiento de primeros auxilios:
El término “punzada” se usa para describir el dolor que se siente en un costado del cuerpo durante el ejercicio, a menudo después de una comida abundante. La condición se debe a una irrigación sanguínea insuficiente hacia los músculos —pues la sangre se desvía a los intestinos para ayudar a la digestión— o a un ejercicio muy intenso. Si el dolor de la punzada persiste, el músculo podría tener un desgarre.
Si sientes una punzada durante el ejercicio, detente y estira un poco el área afectada. Haz respiraciones profundas unos minutos y evita comer abundantemente antes de ejercitarte; deja pasar al menos una hora. Consumir alimentos ricos en carbohidratos —como la pasta— unos 60 minutos antes de cualquier actividad física también ayuda a evitar las punzadas. No te excedas en las sesiones y asegúrate de que los ejercicios que hagas correspondan a tu condición física.
Las bebidas energéticas prometen energía, pero ¿a qué precio? Te contamos todo lo que debes…
Sus semillas, de color amarillo y con un sabor ligeramente amargo, han sido utilizadas durante…
Al aprender a reconocer los signos del perfeccionismo y a desarrollar estrategias para superarlo, puedes…
Elegir la soltería no significa renunciar a la felicidad, sino explorarse y disfrutar de una…
El masaje linfático es ideal para eliminar toxinas, mejorar la circulación y apoyar la recuperación…
Incluir alimentos como frutos del bosque, huevo y pescado azul en tu dieta puede mejorar…