En la osteoporosis, el esqueleto se vuelve cada vez más inestable y la masa ósea se va disolviendo. Quienes la padecen van perdiendo gradualmente su postura: se encorvan debido a que la columna vertebral se hunde lentamente, lo que a menudo causa gran dolor.
Sin embargo, la osteoporosis no solo es un problema estético que hace que las mujeres desarrollen una joroba, sino que los huesos se vuelven porosos e inestables e incluso el menor impacto o caída hace que se rompan y sanen con dificultad.
Las mujeres durante y después de la menopausia son especialmente propensas a desarrollar osteoporosis, pero hay otros factores de riesgo para esta peligrosa pérdida de masa ósea, e incluso los hombres no siempre se salvan.
Dos tipos de células son las responsables del metabolismo óseo: los osteoblastos, principalmente para formar huesos, y los osteoclastos para remodelarlos. Ambos tipos de células trabajan paralelamente, de modo que en cada hueso hay una formación y descomposición de hueso constante. Una manera de ayudar al metabolismo óseo es, por ejemplo, suministrar el material que necesitan las células constructoras para que trabajen un poco más que las células que descomponen el hueso.
Uno de los principales materiales para la formación de hueso es el calcio, que se encuentra en los productos lácteos, el agua mineral y algunos vegetales verdes. Según recomendaciones internacionales, lo deseable es consumir de 1 000 a 1 200 mg de calcio diarios. Las mujeres embarazadas, madres en periodo de lactancia, niños, adolescentes, ancianos, personas con factores de riesgo y quienes padecen enfermedades que dañan los huesos necesitan por lo menos 1 200 mg de calcio al día.
Sin embargo, para que los huesos usen el calcio de forma óptima, el organismo necesita vitamina D, la cual puede producir por sí mismo en la piel. No obstante, incluso si utilizamos un bloqueador con factor de protección solar bajo, la formación de vitamina D se ve dificultada. Esto pasa también en temporada de lluvias, pues apenas nos da el sol, y en otros momentos salimos de casa temprano, cuando aún está oscuro, y volvemos hasta la noche.
Por otro lado, aunque todos los pescados grasos contienen vitamina D, es cierto que habría que consumirlos diariamente en cantidades mayores. También resulta difícil obtener suficiente calcio si a alguien no le gustan o no tolera los productos lácteos. Por tanto, las personas con riesgo de desarrollar osteoporosis podrían necesitar complementos de vitamina D o calcio. Consulta con tu médico si este podría ser tu caso.
La osteoporosis es, en gran medida, una enfermedad genética. Las personas con “buenos genes” podrían nunca desarrollarla, pero las personas con antecedentes familiares de osteoporosis deben recordar que tienen una predisposición hereditaria a esta enfermedad. Las mujeres tienen un mayor riesgo al llegar a la menopausia. Esto se debe a la falta de hormonas femeninas, particularmente los estrógenos, los cuales favorecen el metabolismo óseo. Sin embargo, algunos hombres también se ven afectados por esta enfermedad, así como los jóvenes que están tomando cortisona.
Otros factores de riesgo son el tabaquismo (los fumadores necesitan el doble de calcio debido a que el tabaco acelera la pérdida de masa ósea), la alimentación desequilibrada (consumo excesivo de postres, carnes, embutidos, comida rápida, alimentos con fosfatos como las gaseosas de cola o el queso procesado),así como demasiado alcohol, café y té negro. Otros factores son las dietas, la desnutrición y tener un peso bajo, así como los embarazos y la lactancia. Durante el embarazo, en la fase embrionaria, los huesos de la madre se descomponen para estabilizar los del feto.
Los dientes también pierden masa a medida que el cuerpo se descalcifica; la pérdida de dientes es relativamente fácil de detectar en el momento, mientras que la osteoporosis solo se hace evidente hasta mucho después. Durante la lactancia, el calcio de los huesos se disuelve para irse hacia la leche materna.
Entre los factores de riesgo también están algunas enfermedades y medicamentos que impiden la absorción de nutrientes o que aumentan la actividad de las células de des- composición de hueso, como las enfermedades inflamatorias del intestino, los problemas de tiroides, la toma de cortisona y la quimioterapia. Es particularmente desfavorable cuando confluyen diversos factores de riesgo.
Antes que nada, deja de fumar, aumenta tu consumo de calcio y vitamina D y ejercítate regularmente. El ejercicio aumenta la masa ósea e inhibe la pérdida de hueso. Trabajar músculos específicos también es importante para mantener la salud de los huesos, pues unos músculos fuertes necesitan huesos fuertes; por lo tanto, el cerebro da la orden de optimizar la formación de hueso. Las células de construcción funcionan mejor, pero, por supuesto, solo si disponen de los materiales necesarios. Y así se cierra el círculo: tanto llevar una dieta sana con suficiente calcio y vitamina D como tener una masa muscular óptima nos ayuda a tener huesos estables.
Lo mejor es realizar entrenamiento de fuerza con mancuernas, por medio de ejercicios musculares intensos, entrenamiento isométrico o ejercicios con tensores, bandas elásticas u otros dispositivos que favorecen la formación de músculo. Suele bastar con ha- cer 10 a 15 minutos al día. No tengas miedo de acudir a un gimnasio, apuntarte a una clase o ejercitarte en casa. Andar en bicicle- ta y trotar son también buenas formas de prevenir la osteoporosis.
Si te aburre hacer ejercicio, puedes hacerlo por la noche frente al televisor con bandas elásticas o mancuernas o puedes poner tu música favorita mientras montas una bicicleta estática. Pero no te excedas: de acuerdo con nuestra edad, solo hay un cierto límite que podemos esperar de las articulaciones sin realizar un esfuerzo excesivo. Incluso subir escaleras con regularidad tiene un efecto benéfico.
La osteoporosis no duele ni puede diagnosticarse visualmente por medio de una postura encorvada. La típica joroba se desarrolla en las últimas fases; es solo hasta entonces que aparecen los primeros síntomas (dolor óseo y muscular). Por eso es aconsejable (para hombres y mujeres a partir de 50 años) realizarse una medición de la densidad ósea.
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