Los pies son una maravilla anatómica compuesta por 26 huesos, pero casi siempre les prestamos atención solo cuando nos duelen. Frecuentemente los maltratamos usando un calzado inadecuado, caminando por suelos duros y descuidándolos en general. Por fortuna, esto está cambiando.
Hasta hace unos 20 años, en realidad no había profesionales especializados en los pies. Ahora, en cambio, la medicina cuenta con toda una gama de terapias para esta zona del cuerpo. Mientras que antes solía recurrirse directamente al bisturí, hoy se apuesta por técnicas de tratamiento no inasivas y, sobre todo, por la profilaxis, es decir, la prevención de afecciones en los pies.
Para diagnosticar problemas en los pies y desarrollar terapias prometedoras es necesaria la colaboración de diversos expertos, como ortopedistas, traumatólogos, diabetólogos y cirujanos vasculares, pero también se requieren técnicos en calzado ortopédico, podólogos y fisioterapeutas.
No obstante, lo más importante es prevenir cualquier problema al usar un calzado funcional y ser conscientes de la importancia de nuestros pies. Te puede interesar leer: ¿Tienes diabetes? Cuida tus pies
La afección más común del pie es el hallux valgus (popularmente llamado juanete), una desviación del dedo gordo (hallux). Mediante la articulación metatarsofalángica, este dedo se inclina hacia fuera en mayor o menor grado; en casos extremos puede incluso quedar arriba o abajo del segundo dedo del pie.
Para evitar la presión y fricción provocadas por esta desalineación, el cuerpo fabrica una bolsa de tejido dentro de la articulación metatarsofalángica del dedo gordo que se llena de líquido. Esto puede provocar una inflamación en la zona y causar mucho dolor.
Las mujeres son cuatro veces más propensas a sufrir juanetes que los hombres. Según investigaciones, en más del 50 por ciento de los casos el padecimiento parece ser hereditario. Usar zapatos mal ajustados —algo más frecuente en las mujeres— acelera la deformación hereditaria del dedo gordo.
Si cada paso te duele como si hubieras pisado un clavo, la razón suele ser un espolón calcáneo: un crecimiento óseo que se desarrolla alrededor del talón. Entre el 10 y el 20 por ciento de las personas presentan esta protuberancia en forma de espina; sin embargo, esto no provoca dolor en todos los casos.
La sobrecarga en los pies es una de las causas principales. El tendón de Aquiles conecta los músculos de la pantorrilla con la parte inferior del talón y asegura que podamos levantar el pie. En caso de una presión excesiva, el organismo trata de solucionar el problema depositando calcio en las uniones de los tendones; es así como se forma el espolón calcáneo.
La carga excesiva puede deberse al sobrepeso o al uso de un calzado inadecuado. Otras razones son estar de pie o caminar demasiado tiempo, o bien tener una mala técnica al correr. Los zapatos sin tacón, con suelas delgadas, también pueden tener un efecto negativo en los pies, ya que no amortiguan lo suficiente la presión sobre el talón. Sin embargo, el dolor únicamente se produce cuando se inflama el tejido que rodea al espolón.
La forma de tratar esta afección frecuente es usando plantillas especiales, tomando antiinflamatorios o analgésicos, o recibiendo inyecciones o radioterapia, la cual tiene un efecto temporal. Afortunadamente, a menudo las molestias disminuyen sin necesidad de someterse a ningún tratamiento.
Si tiene problemas en los pies, es importante buscar atención médica. Un médico o podólogo puede diagnosticar la causa de su problema y recomendar el tratamiento adecuado.
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