Hay muchas leyendas en torno a los orígenes del taichí, una forma de ejercicio físico que combina técnicas de respiración y relajación con movimientos suaves.
Se dice que un monje taoísta desarrolló el movimiento —que en realidad fue concebido como un arte marcial— hace muchos siglos, tras ver en un sueño la lucha elegante y artística entre una serpiente y una grulla.
El taichí es similar al chi kung, y las diferencias radican en la complejidad de las secuencias de movimiento. Siguiendo los principios de la medicina tradicional china, el taichí tiene como objetivo armonizar el cuerpo y la mente para fortalecer la salud y el bienestar.
En el taichí, los movimientos individuales se funden entre sí de la manera más suave posible. Esto crea diferentes secuencias, las llamadas formas. Ciertas formas clásicas constan de 100 o más movimientos individuales y tie- nen nombres que evocan elementos de la naturaleza, como “pico de pájaro” (la ilustración de la derecha).
Realizar una forma completa puede tomar hasta 40 minutos, y suele llevar años dominarla. Algunos profesores incluso afirman que ni siquiera es posible dominar una secuencia en su totalidad, sino que los movimientos solo pueden hacerse más fluidos con el tiempo. Al igual que con la coreografía, es importante interiorizar completamente todas las secuencias. La mejor manera de hacerlo es en una clase en la que un instructor te guíe por los diferentes pasos.
Las secuencias de movimiento del taichí activan todos los grupos musculares importantes, muy lentamente y de forma controlada, lo que puede mantener o mejorar el sentido del equilibrio y la movilidad, especialmente en las personas mayores. Esta disciplina también puede ayudar a disminuir la rigidez y el dolor de las articulaciones, a menudo asociados con la osteoartritis, así como con los problemas cardiovasculares.
Según un reciente estudio australiano, la combinación de ejercicio, relajación y respiración profunda también puede beneficiar a las personas que padecen o corren el riesgo de padecer diabetes tipo 2. En este estudio, 52 participantes de entre 41 y 70 años toma-on clases de taichí tres veces a la semana y redujeron sus niveles de glucosa en la sangre en 6 %, su presión arterial en 9 % y la medida de su cintura en 3 %.
Desde hace más de 10 años, investigadores estadounidenses descubrieron que las personas mayores que practican taichí tienen una mayor inmunidad al virus causante de la varicela y el herpes zóster. El taichí también puede contribuir a aliviar la depresión y el estrés psicológico, así como ayudar con los trastornos del sueño.
La forma más eficaz de aprender la técnica es en una clase dirigida por una profesora experimentada. Menciónale cualquier problema de salud que tengas, ya que el entrenamiento puede adaptarse bien a las necesidades individuales. Una vez que te hayas familiarizado con los nuevos movimientos, también puedes hacerlos a diario por tu cuenta. Aunque los ejercicios tienen un efecto positivo inmediato en la salud, puede llevar años perfeccionar una secuencia de movimientos.
El taichí es un deporte de muy bajo riesgo que puede beneficiar a personas de todas las edades y capacidades. No obstante, las mujeres embarazadas o las personas gravemente enfermas deben consultar a su médico antes de iniciar el entrenamiento.
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