La Withania somnifera es un arbusto de hoja perenne que crece en India y regiones de Nepal. Sus principios activos, conocidos como withanólidos, son los responsables de sus propiedades medicinales. Dejando a un lado el lenguaje técnico, piensa en la ashwaganda como un calmante natural que puede encontrarse en diversas presentaciones: cápsulas, polvo, extracto líquido, gomitas o té.
Aunque el uso de esta hierba se remonta a miles de años, hoy en día es uno de los suplementos más populares gracias a su amplia gama de beneficios potenciales, entre los que se incluyen el alivio del estrés, la mejora de la fertilidad masculina, el aumento del deseo sexual femenino y otros más.
La ashwaganda tiene un efecto calmante sobre el sistema nervioso, según explica el médico naturópata Trevor Cates. “Activa el eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal y ejerce efectos que contribuyen a reducir el estrés, la ansiedad y a mejorar el sueño”, afirma.
Algunas investigaciones han demostrado que la ashwaganda reduce los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés que impulsa la respuesta de lucha o huida. Un estudio publicado en Medicine en 2019 respalda esta afirmación, ya que los participantes que tomaron ashwaganda mostraron menos ansiedad y depresión, además de una reducción en los niveles de cortisol y DHEA, dos hormonas que el cuerpo produce en respuesta al estrés, en comparación con los que tomaron un placebo.
Una investigación publicada en An International Quarterly Journal of Research in Ayurveda sugiere que la ashwaganda también puede mejorar la condición física. En el estudio, 50 adultos deportistas tomaron extracto de raíz de ashwaganda y los investigadores descubrieron que aumentaba su calidad de vida y su VO2 máximo, un marcador de la aptitud cardiovascular que mide la cantidad máxima de oxígeno que el cuerpo puede utilizar durante el ejercicio.
Existen indicios de que esta hierba podría mejorar la función sexual en mujeres sanas. En un estudio publicado en BioMed Research International, un grupo de mujeres tomó 300 miligramos de ashwaganda dos veces al día durante ocho semanas. Los resultados mostraron mejoras en la excitación, lubricación y orgasmo, superiores a las del grupo que tomó un placebo. Sin embargo, es importante destacar que la ashwaganda puede aumentar el riesgo de aborto espontáneo y no debe consumirse durante el embarazo.
Algunas investigaciones también sugieren que la ashwaganda podría mejorar el conteo de espermatozoides y la fertilidad en hombres saludables, al aumentar los niveles de testosterona, según la médica naturópata Amy Rothenberg. El Dr. Mark Moyad, Director Jenkins/Pokempner de Medicina Preventiva y Alternativa de la Universidad de Michigan, añade: “La testosterona es costosa, y sería ideal encontrar algo más accesible de venta libre, aunque es pronto para saber si la ashwaganda puede cumplir con estas expectativas”.
La ashwaganda se ha utilizado tradicionalmente para reducir la presión arterial, calmar la inflamación y apoyar la función del sistema inmunitario. Rothenberg también señala que esta hierba puede ayudar a reducir los niveles de glucosa en la sangre al mejorar la sensibilidad a la insulina.
A pesar de sus beneficios, la ashwaganda puede causar efectos secundarios como dolores de cabeza, diarrea, náuseas o vómitos. Si padeces una enfermedad autoinmune, podría acelerar tu sistema inmunitario y aumentar el riesgo de sufrir un brote. También existe una pequeña posibilidad de que cause lesiones hepáticas, según advierte el Dr. Moyad.
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