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Autoexploración mamaria: conoce los 5 pasos y ¡salva tu vida!

Hace muchos, pero muchos años, la palabra cáncer era sinónimo de una sentencia de muerte; sin embargo, y a pesar de que eso ha cambiado con el paso del tiempo, gracias a los avances médicos, aún hay que romper con ciertos estigmas. En este casos hablaremos particularmente del cáncer de mama que predomina en el sexo femenino, pero que también los hombres pueden llegar a desarrollar. Resulta increíble pensar que la prevención es la forma más sencilla y eficaz de acabar con este tipo de cáncer, pues basta con tener el hábito de la autoexploración mamaria para lograr salvar tu vida. Por ello, aquí te decimos cuáles son los 5 pasos esenciales de la autoexploración de mamas y cómo debes realizarlos.

Conocer tu cuerpo puede salvar tu vida

Conocer la anatomía de nuestro pecho nos puede ayudar a detectar cualquier anomalía y, de esta forma, buscar un diagnóstico profesional de forma precoz, clave para el éxito de los tratamientos. Así, la llamada palpación mamaria o autoexploración mamaria puede ser una herramienta útil para las mujeres ya que, si se realiza de forma periódica, puede ayudar a detectar cualquier cambio que se haya podido producir en ellas y así poder actuar a tiempo si se trata de cáncer de mama.

No obstante, aunque útil, debe complementarse con la realización periódica de otras pruebas diagnósticas, como es el caso de la mamografía o ecografía mamaria, ya que se trata de pruebas más precisas y que pueden revelar cambios en las mamas en un estadio más temprano.

¿Cómo hacer una autoexploración mamaria?

1. Observación exhaustiva de los pechos

“¿Cómo lo hago?”

  • Colócate de pie frente a un espejo, eleva tus brazos por encima de la cabeza y observa ambas mamas. “¿En que me debo fijar al observar las mamas?” Debes examinar si existe cualquier alteración que te llame la atención, como la formación de hoyuelos (depresiones en la piel), zonas enrojecidas o con algún tipo de alteración en la piel como sarpullidos.
  • ¡No te olvides de los pezones! También es importante observar si por ejemplo hay algún cambio en su coloración o si estos se muestran ligeramente hundidos.

2. Exploración de los pechos estando de pie

“¿Cómo lo hago?”

  • Baja uno de tus brazos mientras mantienes el otro por encima de la cabeza.
  • Explora con las yemas de los dedos de tu mano el pecho contrario. Con movimientos suaves y circulares, recorre toda la superficie del pecho con el fin de detectar cualquier masa, bulto, o punto doloroso.
  • Una vez que acabes, haz lo mismo con tu otro pecho, elevando el brazo correspondiente y palpando con la mano contraria.

3. Exploración de axilas

“¿Cómo lo hago?”


La zona del pecho cercana a la axila es una zona especialmente sensible en la que suelen encontrarse un mayor porcentaje de bultos, por lo que es importante que no te saltes este paso y te tomes tu tiempo para examinarla.

  • Con la mano correspondiente al lado del pecho que vas a examinar elevada por encima de tu cabeza, explora con las yemas de la otra mano tu axila en busca de bultos o masas que pudieran llamar tu atención.
  • Haz lo mismo con tu otro pecho.

4. Examina tus pezones

“¿Cómo lo hago?”

La secreción de cualquier tipo de líquido a través de tu pezón (sangre, liquido amarillento o transparente etc.) , puede ser indicativo de la existencia de un problema. Por eso, debes pellizcar con cuidado el mismo para comprobar que todo esté en orden.

5. Exploración de ambos pechos en posición horizontal

“¿Cómo lo hago?”

Para que la exploración mamaria sea completa debes examinar tus mamas también en la posición acostada.

  • Para una correcta colocación deberás colocar el brazo correspondiente al lado de la mama que vas a examinar debajo de tu cabeza, con una almohada colocada bajo tu hombro.
  • Debes explorar tus mamas y axilas de la misma forma que lo has hecho de pie: con la yema de los dedos y en movimientos suaves y circulares.

En resumen

De acuerdo con la Secretaría de Salud, la autoexploración debe realizarse mensualmente y la persona que lo realiza deberá estar atenta a detectar cualquiera de los siguientes síntomas:

  • Presencia de un bulto (protuberancia) o masa en las mamas o axilas.
  • Aumento de tamaño o asimetría.
  • Hundimientos en alguna zona.
  • Cambios en el pezón (retracción del pezón, desviación o descamación).
  • Secreción de líquido si no estás amamantando o de sangre por el pezón.
  • Cambios en la piel (enrojecimiento, textura distinta como la piel de una naranja, engrosamiento de la piel).
  • Dolor, más allá de los cambios por el ciclo menstrual, en el pecho o la axila.
  • Aparición de venas marcadas.
Brenda Castillo

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