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Depresión y ansiedad: diferencias y similitudes

Los trastornos relacionados con la ansiedad son las enfermedades mentales más comunes del mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya que afectan a más de 300 millones de personas en el planeta. El trastorno depresivo mayor también es frecuente, pues lo padecen 280 millones de personas, a decir de la OMS. Lo más preocupante es que ambas afecciones suelen darse juntas: la mitad de las personas depresivas también padecen ansiedad.

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“Una predispone a la otra”, afirma la psicóloga Deborah Serani, autora del premiado libro Living with Depression (Vivir con depresión). ¿Cuál es la relación? “Los estudios demuestran que las personas que padecen trastorno depresivo mayor y trastorno de ansiedad generalizada comparten los mismos factores genéticos y neurobiológicos”, afirma. El sexo también influye, ya que las mujeres tienen un mayor riesgo que los hombres de sufrir depresión y ansiedad.

Ansiedad: preocupación constante

Si bien son parecidas, la ansiedad se caracteriza por una preocupación casi interminable, a diferencia de la depresión. “Cuando veo a alguien en terapia, presto atención a las frases que utiliza, como ‘Me asusté’, ‘Me obsesiono con las cosas malas que pueden ocurrir’, ‘Tengo miedo de que…’. Todas ellas me indican que la ansiedad puede ser el problema a explorar”, dice la doctora en psicología Susan Fletcher.

Es normal sentir nerviosismo a veces, como antes de una gran presentación en el trabajo, pero la ansiedad va mucho más allá. “Cuando estas experiencias se vuelven difíciles de manejar porque interfieren con el trabajo, la escuela, las relaciones y el cuidado personal, pueden convertirse en trastornos”, dice la Dra. Serani. “La preocupación que consume buena parte del día se denomina pensamiento obsesivo o rumiación, y es un signo de un trastorno de ansiedad”.

Diferentes tipos de ansiedad

Aunque muchas personas padecen el trastorno de ansiedad generalizada, hay tipos específicos que dependen de qué es lo que más ansiedad le provoque a cada quien. Un tipo común es la ansiedad social. “La ansiedad social es la sensación de preocupación o miedo en las interacciones sociales”, dice la Dra. Fletcher. “Los entornos y actividades sociales pueden desencadenar ansiedad, por lo que muchas personas evitan la interacción”.

Más de una tercera parte de quienes sufren ansiedad social esperan 10 años antes de buscar ayuda. La aparición repentina de taquicardia, sudoración o dificultad para respirar son signos de ataques de pánico, el sello distintivo del trastorno de pánico. Otras formas de ansiedad pueden incluir fobias específicas, como a las alturas, a los insectos o a las aguas profundas del océano. El trastorno de estrés postraumático también se clasifica como un trastorno de ansiedad.

Depresión: pérdida de esperanza

La depresión también puede denominarse trastorno depresivo mayor o depresión clínica, y se caracteriza por un sentimiento persistente de tristeza, desesperanza o vacío que dura más de dos semanas. “Es un estado de agotamiento: a menudo sientes que tu cuerpo está roto y que te han quitado el alma”, dice la Dra. Serani. “Tus pensamientos son corrosivos y experimentas una desesperanza total”. Estos sentimientos son una enfermedad real y no algo de lo que puedas salir a voluntad.

De hecho, la depresión es la primera causa de discapacidad entre los adultos menores de 44 años. “La depresión se apodera de las áreas del cerebro que buscan el placer, la felicidad y las sustancias químicas que nos hacen sentir bien, por lo que la privación de estas funciones dificulta que la persona encuentre alegría, satisfacción o esperanza”, afirma la Dra. Serani.

Afecta el estado de ánimo

La depresión se clasifica como trastorno del estado de ánimo porque afecta el estado emocional de las personas. “Esta enfermedad afecta los síntomas cognitivos de la mente, los síntomas físicos del cuerpo y los síntomas emocionales del alma”, explica la experta. Además de la tristeza, los sentimientos emocionales pueden incluir “desesperación, apatía, baja autoestima, pesimismo e inutilidad”, afirma.

Además del trastorno depresivo mayor, el trastorno depresivo persistente (conocido como distimia) también se caracteriza por periodos de sentimientos depresivos durante al menos dos años, pero los síntomas no son tan graves como los de la depresión mayor.

Conduce a pensamientos o acciones suicidas

Aunque tanto la ansiedad como la depresión pueden conducir al suicidio, “el 90% de las personas que mueren por suicidio tienen depresión”, afirma la Dra. Serani. El papel de la ansiedad en el suicidio no está tan bien establecido, pero una investigación realizada en Australia sugiere que los síntomas de ansiedad tienen más probabilidades de conducir a la ideación suicida que la depresión por sí sola. Otro estudio descubrió que entre las personas que intentaron suicidarse, más del 70% padecía un trastorno de ansiedad.

Uno de los problemas de presentar ambas condiciones es que les da a las personas una energía que puede llevar al acto si tienen pensamientos suicidas, dice la Dra. Fletcher. Si tú o un ser querido corren riesgo de suicidio, llama de inmediato al número de emergencias de tu localidad.

Las similitudes

El estrés que provocan las enfermedades mentales pone de mal humor a cualquiera, así que no es de extrañar que ambas afecciones tengan la irritabilidad como síntoma; pero, en realidad, la ansiedad suele ser la culpable subyacente.


“La depresión combinada con ansiedad presenta más a menudo irritabilidad o agitación como síntomas que la depresión sola”, dice la Dra. Serani. “La razón es que las hormonas del estrés como el cortisol, la epinefrina y la acetilcolina acompañan más a menudo a la depresión ansiosa que a la depresión no ansiosa”. Estas hormonas se producen en las glándulas suprarrenales y son las responsables de activar nuestra respuesta de lucha, huida o parálisis. “Cuando tienes depresión y también presentas ansiedad, tu sistema suprarrenal tiende a estar sobrecargado”, dice la Dra. Serani.

Las investigaciones también han demostrado que la irritabilidad con depresión puede indicar que se trata de un caso más grave.

Ambas afectan la concentración

Tanto la ansiedad como la depresión afectan la mente y pueden complicar la realización de tareas cotidianas sin agobiarse. Pero las razones por las que la depresión y la ansiedad causan problemas mentales, como la dificultad para concentrarse, no son las mismas.

“Cada trastorno funciona de forma diferente”, afirma la Dra. Serani. “En la depresión, se produce una lentitud de pensamiento y concentración debido a la falta de actividad en el lóbulo frontal del cerebro. En la ansiedad, determinadas funciones cerebrales y neuroquímicas, como la segregación de cortisol, la hormona del estrés, llevan a la persona a un estado de alerta exacerbado, que impide la concentración”.

Las investigaciones han demostrado que la depresión, sobre todo cuando se presenta con ansiedad, obstaculiza la memoria y produce cambios estructurales en el cerebro que también causan problemas de memoria, según un estudio de 2018 publicado en la revista Neurology.

Ambas tienen síntomas físicos

En la ansiedad y la depresión, los efectos químicos de los neurotransmisores también dejan su huella física en el cuerpo. Las personas con depresión pueden dormir demasiado o no dormir lo suficiente, y el insomnio es un rasgo distintivo del constante estado de alerta máxima de la ansiedad.

“A los neurotransmisores les encanta interferir el sueño”, dice la Dra. Fletcher. “Despertarse temprano y no poder apagar el cerebro sugiere ansiedad, mientras que tener problemas para despertarse sugiere depresión”. Dicho esto, también es muy común que las personas con trastorno depresivo mayor se despierten temprano y no puedan volver a dormirse.

Los síntomas de fatiga podrían deberse en parte a la falta de sueño, y los estudios también apuntan al papel de la inflamación como causa de cansancio en quienes tienen depresión.

El diagnóstico correcto es clave

Aunque los tratamientos puedan ser similares, sigue siendo importante que el terapeuta identifique correctamente el trastorno para adaptar su enfoque al problema. “Diagnosticamos la depresión y la ansiedad en función de los síntomas que presenta la persona”, dice la Dra. Fletcher. “Las personas deprimidas a menudo se sienten estresadas, lo que puede parecer ansiedad, pero en realidad es tensión o inquietud”.

Esta confusión a menudo puede conducir a un diagnóstico erróneo si el paciente no sabe informar bien todos sus síntomas. Así que asegúrate de decirle a tu médico todo lo que has estado pasando. Aun así, no es tan importante que tú sepas cuál es el diagnóstico: deja eso en manos del experto.

Tratamiento disponible

Según cifras internacionales, solo una cuarta parte de las personas con enfermedades mentales recibe tratamiento; sin embargo, tanto la ansiedad como la depresión son tratables.

Aunque se dispone de medicamentos (los antidepresivos se utilizan tanto para tratar la ansiedad como la depresión, junto con los ansiolíticos), la psicoterapia también es útil, y a menudo se utiliza junto con los medicamentos o sola. La terapia cognitivo-conductual, que enseña diferentes formas de pensar, puede ser útil para la ansiedad, al igual que los grupos de apoyo. Las técnicas de control del estrés también pueden ayudar a aliviar la ansiedad.

Se ha demostrado que el ejercicio y la meditación mindfulness, que alteran la química cerebral, ayudan en caso de depresión. También es importante dormir bien, alimentarse de forma sana y pasar tiempo con los seres queridos.

 

Lilo Flores

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