Mientras duermes, tal vez tu cuerpo esté quieto, pero tu mente está muy ocupada limpiando todo lo que las neuronas descartan en sus actividades diarias: ese residuo bioquímico que puede interferir con el funcionamiento normal del cerebro. Además, repara y regenera tejidos clave para la memoria y demás procesos cognitivos. Dormir bien en la noche mejora tu capacidad para planificar, solucionar problemas, concentrarte y recordar.
El sueño es fundamental para que el cerebro y el organismo funcionen bien. Dormir profundamente restaura el cuerpo físico, mientras que la fase de sueños restablece la mente. También suceden otras cosas cuando duermes:
La mayoría de los adultos —no importa si tienen 25 o 75 años— necesitan de siete a ocho horas de sueño todas las noches. Sin embargo, muchos de nosotros no dormimos lo suficiente; se calcula que un tercio de la gente solo duerme seis horas o menos cada noche.
Algunas personas se las arreglan con cinco horas de sueño, mientras que otras necesitan diez. Quizá la cantidad de tiempo sea menos importante que la cohesión del patrón de sueño. Si te despiertas sintiendo el ánimo y el cuerpo renovados tras siete horas o menos de sueño y no necesitas un despertador para levantarte, estás bien. Pero si tu patrón de sueño está alterado o si dedicas el tiempo suficiente a dormir pero no descansas, empieza a buscar los motivos.
No dormir suficiente puede tener un considerable efecto en el cuerpo y se ha vinculado con un aumento en el riesgo de padecer obesidad, depresión y cardiopatías. La falta crónica de sueño podría provocar:
Afecta al 40% de la población y es más frecuente en mujeres y ancianos. Podría manifestarse como difi- cultad para conciliar el sueño, despertarse y volverse a dormir, o despertarse muy temprano. Puede ser de corta duración y extenderse por unos días, o ser crónico y presentarse la mayoría de las noches de la semana y durar un mes o más. El insomnio más común es en el que luego de unas pocas noches sin dormir se siente ansiedad por no poder conciliar el sueño, lo cual empeora las cosas.
El insomnio en sí no es una enfermedad sino un síntoma de uno o varios problemas, que pueden ser físicos, emocionales o de comportamiento. Estas son las causas más comunes:
Somníferos. A pesar de que estos medicamentos pueden ser útiles para romper un ciclo de insomnio ocasional de corta duración, los riesgos de tomar una pastilla podrían superar los beneficios, sobre todo a medida que uno se va haciendo mayor. Los somníferos pueden causar somnolencia o desgano al día siguiente; además, hay riesgo de padecer efectos secundarios como mareo y confusión, que a su vez podrían provocar consecuencias graves, como una caída seria. Lo que puedes hacer es mejorar tus hábitos de sueño con algunas de las estrategias que encontrarás en estas páginas. Si el insomnio continúa, consulta a tu médico.
Si tus ronquidos no dejan dormir a tu pareja, podrías tener apnea del sueño, un trastorno grave en el que se altera la respiración, provocando que te despiertes y dejes de respirar varias veces a lo largo de la noche.
Si sabes que roncas y generalmente sientes cansancio durante el día, haz una cita con tu médico o un especialista del sueño. Seguramente tendrás que usar un dispositivo para presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés), a fin de mantenerlas abiertas durante la noche. Para muchos, perder el 10% de su peso disminuye la apnea. Es importante buscar tratamiento pronto pues los efectos nocivos de este mal no siempre son reversibles.
Dormimos por ciclos, alternando entre la fase de movimiento ocular rápido (MOR) que refresca el cerebro, y el sueño profundo que descansa el cuerpo. Durante la fase MOR sueñas y consolidas tus recuerdos, como un oficinista que selecciona los documentos del día y archiva todo en el almacenamiento de largo plazo. Después de este tipo de sueño amaneces con energía para afrontar tus actividades.
Cada ciclo del sueño contiene cinco fases, conocidas como las etapas no MOR 1, 2, 3 y 4, y la fase MOR. Este ciclo se repite cuatro o cinco veces por noche. Entre los 50 y los 60 años, empiezas a pasar más tiempo en las etapas 1 y 2, y menos en la fase de sueño profundo. En personas mayores con insomnio (especialmente mujeres), la etapa 4 tiende a desaparecer.
Incluso una noche de sueño intermitente puede provocar depresión y cansancio. Esto se debe a que se interrumpe el ciclo del sueño, por lo cual nunca se llega a las fases reparadoras de sueño profundo.
El ciclo MOR. Un neurotransmisor llamado dopa- mina regula el ciclo sueño-vigilia y gracias a él amaneces alerta y con energía. No alcanzar repetidamente el sueño MOR disminuye la cantidad de receptores de dopamina, de forma que incluso después de dormir hasta tarde sientes cansancio, letargo, irritabilidad y falta de concentración.
Estas estrategias podrían alterar ligeramente tus hábitos nocturnos, pero con suerte contribuirán a que te despidas de tus problemas de sueño.
Las bebidas energéticas prometen energía, pero ¿a qué precio? Te contamos todo lo que debes…
Sus semillas, de color amarillo y con un sabor ligeramente amargo, han sido utilizadas durante…
Al aprender a reconocer los signos del perfeccionismo y a desarrollar estrategias para superarlo, puedes…
Elegir la soltería no significa renunciar a la felicidad, sino explorarse y disfrutar de una…
El masaje linfático es ideal para eliminar toxinas, mejorar la circulación y apoyar la recuperación…
Incluir alimentos como frutos del bosque, huevo y pescado azul en tu dieta puede mejorar…