El estrés es parte de la vida
Todas las personas experimentamos alguna forma de estrés. Esta es la manera que tiene el cuerpo de responder cuando nos enfrentamos a un peligro súbito, a un choque emocional, o cuando nos abruman las constantes demandas de la vida.
Sin embargo, las presiones y los riesgos de la vida en sí no son el problema. Los efectos debilitantes del estrés dependen de cómo reaccionas a estas demandas, y esto es algo que puedes aprender a controlar. No obstante, vivir con estrés excesivo durante un periodo largo puede causar daño físico y mental.
Presiones cotidianas
El tráfico no avanza y vas a llegar tarde al trabajo justo hoy que tienes una importante entrega. En casa, la lavadora se descompuso, se acumula una pila de recibos sobre tu escritorio y los ladridos del perro del vecino no te dejan dormir, pero no quieres generar una situación incómoda. Además, sabes que necesitas ejercitarte, pero no encuentras tiempo para hacerlo. Estas y otras situaciones pueden abrumar cuando se acumulan. Incluso los acontecimientos positivos, como casarse o tener familia, pueden causar estrés.
¿Qué es el estrés?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como “la reacción que pueden tener las personas cuando se les presentan demandas y presiones que no empatan con sus conocimientos o habilidades, y que desafían su capacidad de adaptación”. Puede tratarse de un peligro repentino, un acontecimiento inesperado o la tensión rutinaria de una situación actual. Algunas personas que sufren estrés dicen sentirse apabulladas, sobrecargadas, en el límite y a punto de estallar. El estrés llega cuando te estás forzando más allá de tus posibilidades.
El estrés es subjetivo
La misma experiencia estresante puede tener un efecto distinto en diferentes personas. Por eso es que tratar de concentrarse en una oficina ruidosa puede provocarles dolor de cabeza a algunos, mientras que otros solo levantan los hombros con indiferencia.
Lo que sientes tiene que ver con varios factores: personalidad, hormonas y hasta cómo te está yendo ese día. La misma situación puede provocarte estrés hoy, pero no afectarte mañana. Por ejemplo, podrías estar esperando el transporte público. Si tienes una cita importante, tal vez estés echando chispas mientras demora, pues te preocupa llegar tarde. Pero si no tienes prisa y no te importa el tiempo, enfrentarás el momento con calma. Te podría interesar leer: ¿Cómo saber si tienes estrés? Estos son los principales síntomas
La respuesta física
Aunque las situaciones que causan estrés son subjetivas, la manera en que responde el organismo sigue un patrón fijo. Cuando sientes presión, tu cuerpo libera una oleada de “hormonas del estrés” que dirigen las respuestas físiológicas. Esta reacción física instintiva le da a tu cuerpo mayor fuerza, velocidad y energía para protegerte en momentos de peligro.
¿El estrés es producto de nuestros tiempos?
No. El estrés es una reacción física a una situación demandante, y ha estado con nosotros durante millones de años. Aun así, ha resultado difícil definirlo. Es más, a este fenómeno no se le dio un nombre sino hasta la década de 1930, cuando el endocrinólogo austriaco Hans Selye (1907-1982) tomó prestada la palabra “estrés” de la física —que lo define como “una presión externa ejercida en un objeto maleable con el fin de producir una distorsión o tensión”— para usarla en un contexto biológico. Por supuesto, en la actualidad nos enfrentamos a demandas muy distintas a las que amenazaban a nuestros antepasados en la prehistoria.