Esto le pasa a tu cuerpo por dentro cuando sufre estrés
Muchas veces, las señales o consecuencias del estrés no están a simple vista. Descubre qué le pasa a tu cuerpo.
Mucho se habla de que el estrés es la enfermedad del siglo XXI, pero ¿qué tanto sabemos sobre este padecimiento? Y es que, en ocasiones es posible notar las señales o consecuencias en el cuerpo cuando éste sufre estrés; pero hay otras veces en que seguro no lo habías notado sino hasta haber acudido con tu médico. Por ello, aquí te dejamos algunas de las principales consecuencias del estrés que tu cuerpo sufre por dentro.
¿Qué le pasa a tu cuerpo con estrés?
Sangre espesa
El bazo libera factores extra de coagulación para prevenir un sangrado excesivo, en caso de que sufras heridas. De nuevo, esto es necesario en una batalla real o en un accidente, pero no es útil en las batallas mentales y emocionales de la vida diaria.
Si por tu organismo circula sangre espesa y pegajosa la mayor parte del tiempo, pueden formarse coágulos, y el trabajo adicional que implica bombear la sangre puede hacer que bajen tus niveles de energía. Si a menudo te sientes ansioso y estresado toma mucha agua para ayudar a adelgazar la sangre.
Adrenalina provoca cansancio
El organismo recibe adrenalina extra para que no decaiga la respuesta de pelear o huir, y para darte más fuerza. Aunque la adrenalina te hace sentir estimulado en el momento, en realidad es físicamente agotadora a largo plazo.
Azúcar en sangre incrementa
El hígado libera cantidades mayores de glucosa a fin de abastecer al organismo de energía extra a corto plazo. Si la glucosa no se utiliza como combustible para desarrollar actividad física, el páncreas tiene que producir insulina de más para facilitar la absorción de azúcar por las células. Esto puede derivar en disfunción del páncreas, y algunos médicos creen que la diabetes puede agravarse -o incluso desarrollarse-, por este efecto dañino del estrés continuo.
Por tanto, cuando estés en situación estresante, mejor reduce tu ingesta de alimentos y bebidas dulces, pues el organismo ya está teniendo que manejar un exceso de azúcar.
Cortisol por los cielos
Las glándulas suprarrenales liberan cortisol adicional como protección contra la inflamación o las reacciones alérgicas. ¿El efecto a largo plazo? Debilita el sistema inmunitario y reduce la resistencia a las enfermedades; también interfiere en la capacidad del hígado para regular las grasas, razón por la cual el resultado es un incremento en los niveles de colesterol “malo” (LDL) y mayores depósitos de grasa abdominal.
Colesterol aumenta
El hígado produce colesterol extra para proveerte de energía adicional. Cuando estés sumamente estresado, reduce el consumo de lácteos ricos engrasa, así como de productos con grasa saturada, a fin de que no contribuyas a aumentar el colesterol internamente y produzcas depósitos de ácidos grasos en las arterias.
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Sistema digestivo paralizado
Esto ocurre completa o parcialmente. La boca se te seca y te resulta difícil deglutir y, en general, pierdes el apetito siempre que estás ansioso, enojado o temeroso. Esto se debe a que los vasos sanguíneos que llegan al estómago se contraen para que la sangre pueda desviarse a otras partes a fin de abastecer los músculos grandes.
Esto puede ocasionar una indigestión aguda, cólicos estomacales y, con el tiempo, contribuir a la aparición de úlceras pépticas.
SCI se agudiza
El síndrome de colon irritable es un mal común que provoca episodios de dolor abdominal y trastornos intestinales, como estreñimiento o diarrea. Se sabe que este padecimiento se exacerba a causa del estrés acumulado en tu cuerpo, y que, por supuesto, se refleja en el funcionamiento de tu cuerpo.
Endorfinas disminuyen
Inicialmente aumentan, sin embargo, se ha observado que, si la respuesta del estrés se activa durante largos periodos sin respiro, las concentraciones de este poderoso “analgésico y elevador del estado de ánimo” disminuyen, lo que hace que los umbrales del dolor desciendan.
La sudoración aumenta
La transpiración es el sistema de enfriado del organismo, y cuando te enfrentas a una amenaza sudas más para liberar el calor que generarías en una pelea o mientras corres para salvar la vida. Pero en una situación social o de trabajo esta respuesta resulta embarazosa, lo que solo contribuye a más estrés.
Tomar conciencia de la razón por la que te sudan las manos o te brilla la cara cuando estás estresado, te ayudará a que puedas controlar dicha reacción.
