La comida es un placer
Comer para tener buena salud no solo depende de consumir los alimentos correctos. También tiene que ver con las razones correctas: nutrición, salud, contacto social y, desde luego, disfrutar.
En el mundo de hoy, comer es un hábito, un ritual, una terapia. A veces nos toca desayunar de pie y a toda prisa en la cocina, y otras, comer fuera para celebrar una ocasión especial. Lo cierto es que, con más frecuencia de la que nos gustaría, no comemos por el gusto de comer o por nutrirnos.
¿Qué nos motiva?
Cada quien tiene actitudes y hábitos arraigados respecto a la comida: mostramos afecto con ella, celebramos con ella, damos a conocer nuestras raíces y tradiciones con ella. A veces, comemos porque sentimos nerviosismo, frustración o aburrimiento, o porque es media tarde y es perfectamente natural tomar un descanso y comernos un chocolate.
En ocasiones, el problema es un ritmo de vida frenético. ¿Comes tan rápidamente que no recuerdas lo que acabas de comer? ¿Consumes golosinas como autómata cuando ves televisión, o tal vez devoras comida rápida en el auto mientras vas conduciendo? Si para ti ya es costumbre comer sin pensar ni disfrutar, te estás perdiendo una de las más profundas alegrías de la vida y el fortalecimiento de la salud que vienen con sentarse a la mesa.
En casa
- Come con conciencia: Esto mejora la digestión, evita los excesos y fomenta la relajación. Saborea la comida y disfruta sus colores y texturas; baja los cubiertos entre un bocado y otro y utiliza el tiempo para masticar y tragar. Fíjate en la mesa y el ambiente del comedor. Mira por la ventana y disfruta la vista.
- Agradece: Ya sea de forma individual o colectiva, da las gracias por el hecho de estar aquí para disfrutar la compañía y la comida. Crea tu propio ritual, algo que sea natural para ti: una oración, un brindis, saludarse entre todos o un momento de silencio. Agradece a todas las persona que contribuyeron a que la comida llegara a tu plato.
- Vuélvelo un momento especial: Compartir una comida o el café de la mañana es una oportunidad para volver a conectarse con la familia, los amigos, uno mismo. Si tienes una familia muy ocupada, elijan noches y momentos para reunirse en los que todos estén disponibles y reúnanse a comer todos juntos. Apaguen la televisión y guarden los dispositivos. Arreglen la mesa, pongan flores frescas, un mantel, una vajilla y cubiertos lindos.
- Comuníquense: Cada quien comparta sus experiencias del día, hablen sobre la comida y sobre temas de actualidad local o mundial. Eviten las quejas y los temas que puedan causar conflicto. Nada de criticar a los niños sobre sus modales, su ropa, su pelo, la escuela (eso es para otro momento). Esfuércense por convertir la mesa en un lugar feliz.
Al salir
Hoy día salimos a restaurantes y cafés mucho más que antes, mientras que los puestos de comida en la calle y los establecimientos de alimentos para llevar también están repletos. Lo que ofrecen no siempre es lo más saludable, pues está cargado de grasas saturadas, sal, azúcar y calorías. Sin embargo, sí puedes disfrutar de comer fuera y elegir platillos saludables, probando nuevos sabores y sabiendo que son buenos para ti.
De muchas maneras, una opción saludable en un restaurante es muy similar a una alternativa sana en casa: al vapor o asado en vez de frito, especialmente en freidora; papas hervidas en vez de papas fritas o puré; salsas a base de jitomate o verduras en vez de queso crema. La diferencia es que en casa, tú controlas la cantidad de sal, mantequilla y aceite, mientras que los chefs usan estos ingredientes sin recelo. Después de todo, su preocupación principal es el sabor, no la salud.
Qué pedir en un restaurante
Si sales a comer solo de vez en cuando, no te preocupes por lo que elijas. La comida debe disfrutarse y no ser una fuente de angustia. Adelante, pide un plato principal con salsa de queso; para compensar, de postre pide fruta o un sorbete, en vez de algo pesado con crema. Pero si sales a comer muy a menudo, elige las opciones más saludables.
- Dónde comer: A veces, investigar un poco por adelantado ayuda mucho. En lo posible, échale un vistazo a la página web del restaurante. Es posible que en el menú se indiquen los ingredientes y la cantidad de calorías. Escoge un restaurante con un menú variado para que tengas probabilidades de encontrar algo saludable que se te antoje.
- Qué comer: Basa tu selección en el método de cocción. Elige platillos al vapor, hervidos, estofados, cocidos a fuego lento, salteados, a la parrilla, al horno o sofritos. Evita los alimentos cocinados en freidora o los “crujientes”. La mayoría de los alimentos altos en calorías son de tonos café (marrón), beige, blanco o amarillo claro, así que opta por los de colores vivos. Siempre que puedas, pide mariscos y pesca- dos. Los restaurantes los cocinan bien.