La vitamina K es una vitamina liposoluble que se encuentra en las plantas y en los alimentos de origen animal. Es importante para la coagulación de la sangre, la salud de los huesos y otras funciones del cuerpo.
En la década de 1930, investigadores daneses descubrieron que los pollos sangraban cuando se les alimentaba con pienso sin grasa. Este problema se resolvió al agregarle un ingrediente a base de alfalfa que se denominó vitamina K (por el término danés koagulasjon, que significa “coagulación”).
Hoy en día sabemos que el cuerpo humano cubre sus necesidades de vitamina K a partir de dos fuentes. La mayor parte procede de la ingesta de filoquinona (vitamina K1), derivada de la clorofila, la cual da a las plantas su color verde.
La vitamina K1 se encuentra sobre todo en la alfalfa y en las verduras de hoja verde, como la col (repollo) y las espinacas, pero también en el hígado, la leche de vaca, la yema de huevo y algunos cereales de caja.
En los adultos sanos, prácticamente no se produce deficiencia de esta nutriente, aunque el cuerpo solo pueda almacenarlo en cantida- des pequeñas. Por tanto, no suele ser necesario tomar complementos.
Si se produce alguna lesión, la vitamina K interviene en el proceso de coagulación de la sangre. La vitamina K1 también puede ser importante para la buena comunicación entre las células. Los científicos han descu- bierto que la vitamina K2 contribuye a la salud de los huesos.
Los médicos pueden recomendar vitamina K como medida preventiva si existe riesgo de hemorragia. Aun cuando no exista una deficiencia, los médicos a veces prescriben vita- mina K antes de alguna intervención quirúr- gica importante para minimizar el riesgo de hemorragia postoperatoria.
Bajo supervisión médica, esta vitamina también puede usarse para tratar el sangrado menstrual excesivo. Puede ayudar a los pacientes con osteoporosis, aunque este tratamiento aún no está ampliamente aceptado.
En un estudio se encontró que los niveles bajos de vitamina K aumentaron el riesgo de fracturas en las personas mayores, pero en otro, los complementos de vitamina K tomados a lo largo de más de dos años evitaron nuevas fracturas en los pacientes con osteoporosis.
Los investigadores aún no tienen claro cómo es que funciona, pues la Vitamina K no aumenta la masa ósea; sin em- bargo, podría ayudar al organismo a utilizar el calcio. Esye nutriente puede ser especialmente importante para las mujeres en edad avanzada, quienes corren un mayor riesgo de sufrir osteoporosis y las consiguientes fracturas. Es por ello que en muchos complementos para huesos sanos se incluye esta vitamina.
Consulta a tu médica si piensas tomar vitami- na K antes de una cirugía, ya que tanto ciertos procedimientos quirúrgicos como el reposo prolongado en cama aumentan el riesgo de desarrollar trombosis.
Este nutriente puede desempeñar un papel importante para prevenir el cáncer y puede ayudar a los pacientes sometidos a radioterapia. Existen pruebas de que inhibe la peligrosa formación de placas en las arterias y de que disminuye los niveles de colesterol “malo” (LBD), lo cual reduce el riesgo de que las arterias se endurezcan. Sin embargo, se necesitan realizar más investigaciones para determinar cuál es el papel de la vitamina K en estas y otras enfermedades.
En las personas sanas, la deficiencia de esta vitamina es muy poco frecuente. Por tanto, los síntomas de deficiencia solo suelen presentarse como resultado de una enfermedad hepática o del tracto gastrointestinal (las cuales perjudican la absorción de las grasas) o debido al uso prolongado de antibióticos (los cuales pueden matar a las bacterias que forman vitamina K en el intestino). Los recién nacidos también se encuentran en peligro, ya que sus reservas de vitamina K apenas están llenas al nacer y la leche materna solo proporciona cantidades pequeñas de vitamina K. Uno de los primeros síntomas de deficiencia es la tendencia a las hemorragias. Los pacientes de riesgo deben someterse a un cuidadoso seguimiento médico, ya que podrían morir desangrados en caso de una lesión grave.
No es posible que exista una ingesta excesiva debido a que son solo las verduras de hoja verde las que contienen mucha vitamina K. Aunque las megadosis no resulten tóxicas, pueden ser peligrosas para las personas que toman anticoagulantes. Las dosis altas pue- den causar enrojecimiento y sudores.
Debido a las dificultades en su análisis, la información sobre los niveles de vitamina K en los alimentos a veces varía considerablemente. El mayor contenido de vitamina K se encuen- tra en las verduras de hoja verde, aunque los niveles varían según la temporada.
También el brócoli, el cebollín y las coles de Bruselas aportan mucha vitamina K. Otros alimentos con menores cantidades de vitamina K son los pistaches, el aceite vegetal, la carne magra, los jitomates y los productos lácteos.
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