La Dra. Angélica P. Olvera García, Rectora de la Universidad Multicultural CUDEC, nos habla del perfeccionismo y cómo nos estresa.
Es un estado permanente de insuficiencia con un miedo gigantesco al error. En ocasiones creemos que una persona es perfeccionista solo en asuntos puntuales de la vida, cuando en realidad en todo momento siente que nada cumple con sus expectativas, que nada está realmente completo y que siempre falta algo más.
Imagina vivir con esta idea de que nada es suficiente y que aún hay algo que falta. Ante este panorama la persona perfeccionista acumula tareas pendientes porque le cuesta mucho trabajo dar por terminada la tarea anterior y toma nuevas responsabilidades que tampoco cumplirán con sus expectativas.
Esta acumulación de tareas “inconclusas” solo refuerza la idea de que no es suficientemente buena en lo que hace, que no es suficiente como profesional o como persona y ahí surge el estrés.
Existe una perfección que es adaptativa y nos permite generar espacios de crecimiento en el ámbito personal y organizacional; es un perfeccionismo enfocado a los detalles y consciente de nuestras limitaciones, capaz de cerrar proyectos y fortalecer relaciones.
Este tipo de perfeccionismo es el que puede surgir de la pasión por lo que hago, de ponerme una meta y alcanzarla sin expectativas de cómo será. Cuando al perfeccionismo logramos quitarle las expectativas se puede volver una herramienta muy útil.
Existen entornos familiares que pueden desencadenar estas actitudes perfeccionistas. Desde el punto de vista sistémico, estudiamos la relación padres-hijos como el foco tonal para este comportamiento. Cuando un hijo considera que sus padres fueron incapaces o que su esfuerzo no fue suficiente tiende a demostrar que puede hacerlo mejor que ellos y ahí inicia esta autoexigencia que en el fondo solo es una fantasía infantil.
El perfeccionismo es enemigo de la paz, se vuelve un desgaste muy fuerte, estamos en total actitud de alerta produciendo cortisol y generando constantemente un desequilibrio en el cuerpo. Sentir que todo el esfuerzo que pongamos no alcanza para cumplir nuestras expectativas nos disocia y nos debilita (hablo de las expectativas personales, porque ahí es donde tiene su origen, nunca es en la expectativas externas).
Absolutamente, siempre las relaciones que entablamos son reflejo de la relación más importante que tenemos, la relación con nosotros mismos. Imagina cómo es articular todas tus relaciones a partir de la insuficiencia. No soy suficiente y por lo tanto los demás tampoco lo son.
Es enemigo de la productividad, porque no me permite avanzar rápidamente en las tareas, siempre hay algo que no está bien, algo más que revisar, algo que se puede mejorar y ahí se pierde mucho tiempo.
La primera decisión casi siempre es correcta, porque las personas perfeccionistas, por su misma autoexigencia, suelen ser muy preparadas y cuando escuchan una situación pareciera que de manera intuitiva ya tienen la solución.
Son muy buenas para iniciar proyectos, pero a medida que el proyecto avanza y va dando resultados, las decisiones van siendo menos certeras, porque lo que ven no se parece a lo que ellos esperan.
Lo primero es el apoyo de un profesional, ¡solos es imposible! Una persona perfeccionista necesita un proceso acompañado que le permita reducir las expectativas y completar las tareas a través de metas claras.
Ninguna, simplemente que una persona perfeccionista se va a colocar en contextos de mucha exigencia donde pueda sentirse funcional, y si no consigue estos contextos, los va a crear a través de las personas con las que interactúa. Puede buscar personas que constantemente le demanden más, pero la realidad es que las expectativas que realmente lo activan surgen desde su interior.
Si yo fuera su terapeuta le pediría que cerrara los ojos y se mirara como era a los 6 o 7 años y se dijera: “Qué bien lo estás haciendo”, y después que se viera como es en este momento y dijera: “En ti y en lo que haces yo confío”
Decía mi esposo: “Equivócate rápido, resuélvelo rápido y aprende rápido”, porque el error y la imperfección son factores importantes en cualquier proceso y también forman parte del resultado. L
os errores nos muestran el camino y si los ocultamos o vamos por la vida queriendo no cometerlos solo nos convertimos en obstáculos para la solución. Por favor permítanse equivocarse, disfruten de sus errores y aprendan de ellos.
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