La celulitis es el proceso localizado a nivel del tejido conjuntivo dérmico y subcutáneo, en el que aparecen alteraciones vasculares, hipertrofia de las células adiposas o adipocitos y una respuesta en forma de esclerosis que a la vista se traduce en la llamada “piel de naranja”. Por lo general, el problema comienza en la adolescencia, cuando hay un engrosamiento cutáneo de los glúteos y muslos. En muchos casos, este problema no aparece solo; lo hace acompañado de várices, pesadez de piernas, dolor, calambres musculares, hormigueo y frío en las extremidades inferiores.
Aunque en la celulitis influyen factores ajenos a la persona afectada, existen diversos hábitos que deben evitarse a toda costa, por ejemplo: estar mucho tiempo en posición sentada y, peor aún, con las piernas cruzadas; abusar del tabaco, el alcohol y las bebidas gaseosas; usar prendas muy ajustadas, como pantalones o fajas, así como tacones muy altos, y hacer una vida muy sedentaria.
Al margen de las malas costumbres, existen factores que no se pueden manejar y que influyen notoriamente en la aparición de la celulitis, como los siguientes:
Para entender bien este proceso, recordemos en primer lugar que el corazón envía sangre limpia a través de las arterias. A lo largo de su trayecto, estas arterias se van afinando, hasta formar los capilares arteriales, cuyas paredes, más finas que un cabello, permiten el contacto directo con la sangre y los tejidos. Por medio de estos capilares, la sangre aporta al organismo el oxígeno y los nutrientes necesarios para subsistir.
A lo largo de su trayecto, las venas también se van afinando hasta formar los capilares venosos. Estos tienen la función de recoger los productos de desecho y conducirlos hacia los órganos encargados de expulsarlos del circuito. El lugar donde capilares venosos y arteriales intercambian sus componentes (oxígeno y nutrientes por desechos y toxinas) es precisamente el tejido subcutáneo, conformado por células grasas o adiposas y fibroblastos, por fibras colágenas y por tejido intersticial o intercelular.
Si por alguna razón se produce un déficit de irrigación, o la cantidad de toxinas incorporadas es tan grande que supera la capacidad normal de eliminación de los capilares venosos, la precisión del sistema falla y se altera el equilibrio del tejido, dando lugar a la celulitis. La celulitis es una transformación progresiva del tejido celular subcutáneo, en el cual aparecen edemas pastosos denominados fibroedemas geloides.
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