Empecemos por decir que la medicina occidental, científica o alópata tiene enormes beneficios y en ciertos casos es lo único que funciona. Pensemos en un hueso roto. ¿Recurrirías a la homeopatía o la herbolaria para remediarlo? Por supuesto que no. Ahora bien, las personas se acercan a las terapias naturales por diversos motivos: quizá porque la medicina alópata no les dio resultado o quizá porque sus creencias personales así lo dictan. Sin embargo, nuestros cuerpos son capaces de hacer frente a ciertas condiciones menores, y basta una pequeña ayuda para activar los procesos de autosanación del organismo. Es aquí donde entran estas disciplinas, las que pertenecen a la llamada “medicina alternativa”.
Acercarse a cada paciente como individuo completo y no como una colección de partes del cuerpo es el distintivo de la medicina alternativa. Quienes la practican dicen que nuestra salud depende de la interacción entre el cuerpo, la mente y el espíritu (o energía vital). Se piensa que las enfermedades surgen cuando estos tres elementos entran en desequilibrio.
Esta es la razón por la cual los terapeutas de medicina alternativa buscan tener una visión integral del paciente. Te preguntarán acerca de actitudes, relaciones, emociones, así como limitaciones físicas. El especialista considerará los síntomas que padece la persona, y tratará de ayudarla a encontrar las causas subyacentes de una enfermedad. Es importante que cada quien se involucre por completo en su tratamiento, pues la actitud es de suma importancia para la recuperación.
El problema principal de la medicina alópata es que los síntomas físicos concretos de un individuo pueden no dar un verdadero indicio de la causa de la enfermedad. Por ejemplo, el dolor de espalda puede deberse a un esfuerzo físico repentino o a un accidente. O puede deberse a una mala postura, que a su vez puede ser resultado de ansiedad, miedo, enojo, resentimiento y estrés mal manejado.
El alivio no será permanente hasta que los temas emocionales detrás del dolor se identifiquen y eliminen de forma adecuada. Así, es común escuchar que un dolor de espalda se puede tratar con terapias no físicas, como la atención psicológica.
La mayoría de las terapias naturales y los tratamientos de medicina alternativa (también llamada “holística”) han evolucionado de las antiguas tradiciones del cuidado de la salud. Otras son el resultado de la inspiración y la innovación de sanadores y médicos en todo el mundo. Todos han desarrollado y perfeccionado sus habilidades y su fe en las sorprendentes propiedades curativas del mundo natural. Por ejemplo, los remedios herbales se han usado desde tiempos remotos en casi todas las culturas. Por su parte, en el antiguo Egipto se conocían el masaje, la reflexología y los aceites esenciales. Se sabe que en Oriente se practicaban terapias equivalentes a las osteopatía y la quiropráctica.
En la actualidad, quienes ejercen estas técnicas y terapias pueden valerse de las herramientas de la medicina alópata para llevar a cabo sus tratamientos. Por ejemplo, tanto los quiroprácticos como los naturópatas usan los rayos X y otras pruebas médicas estándar, a fin de facilitar la realización de diagnósticos.
La mayoría de quienes tenemos buena salud podemos dejar que sigan su curso las dolencias menores (resfriados, tos, diarrea, salpullido), al tiempo que el cuerpo trabaja para restablecer el equilibrio. Tomar periodos de descanso y relajación, consumir alimentos nutritivos y ha- cer ejercicio con regularidad puede ayudarte a asegurar que tu sistema inmunitario recupere la fuerza para liberarte del problema.
El peligro de usar remedios naturales en casa es el riesgo de que diagnostiques erróneamente el padecimiento que sufres. A veces, los síntomas que parecen tener una causa obvia pueden ser engañosos. Por ejemplo, un dolor de espalda a menudo es resultado de un senci- llo desgarre muscular, pero hay casos raros en los que se debe a un tumor. También puede ser muy fácil descartar síntomas cuando en realidad indican un problema serio o arraigado. Por ejemplo, una persona puede decidir que una tos crónica no merece atención profesional, pero la tos persistente siempre amerita una indagación médica.
Tratar padecimientos médicos en casa con remedios naturales sin tener un diagnóstico médico previo es potencialmente peligroso, ya que da tiempo para que avance una posible enfermedad. Además, el tratamiento casero que hayas elegido puede exacerbar u ocultar una condición médica. Si tienes dudas, siempre consulta a un médico o un terapeuta de medicina complementaria, sobre todo si te has estado tratando en casa y no has visto que tus síntomas mejoren después de dos días.
Cuando acudas con la experta en medicina alternativa, la primera parte de la consulta por lo general consiste en una plática de fondo acerca de tus síntomas actuales: cuándo empezaron, si son constantes o intermitentes y si se exacerban con alguna actividad. Después, la terapeuta indagará en tu historia médica y de vida con base en una serie de preguntas integrales. Probablemente incluirá algunas relacionadas con patrones de alimentación y de sueño, actitudes emocionales, relaciones y comportamiento. Aunque algunos de estos datos parecerían irrelevantes, todos son necesarios para construir una imagen clara de ti como persona integral. La segunda parte de la consulta puede consistir en exámenes físicos y de laboratorio, que brindarán información necesaria para hacer un diagnóstico y llevar a cabo un tratamiento seguro y adecuado.
La cantidad de consultas a las que tengas que acudir dependerá de varios factores; pregúntale al terapeuta si puede darte alguna orientación al respecto. Mucho va a ser en función de tu propio acercamiento y de cuánto trabajo quieres hacer entre cada cita. Los padecimientos de mucho tiempo pueden haberse formado por una acumulación de síntomas durante varios años. Esto significa que cada etapa debe tratarse de manera progresiva y dársele el tiempo suficiente para sanar.
Es importante recordar que los tratamientos complementarios por lo general son muy seguros, pero debes mantenerte en contacto con tu terapeuta durante el progreso del tratamiento. Con frecuencia los expertos advierten a sus pacientes que los síntomas de una enfermedad pueden agravarse antes de empezar a mejorar, ya que esta es la forma en la que el cuerpo se deshace de ellos y empieza a sanar.
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