Lo sabías

Sustancias químicas tóxicas que afectan la salud de tu cuerpo

Hay metales pesados relacionados con el riesgo de cardiopatía e infartos, por lo que algunos expertos recomiendan a las personas con hipertensión y cardiopatías hacerse análisis de toxicidad.

El plomo

Está muy extendido y la exposición a niveles bajos durante largo plazo se ha relacionado con aterosclerosis, trombosis (coágulos), hipertensión y cardiopatía. Asegúrate de que las tuberías de tu casa no sean de plomo, pues podría filtrarse al suministro de agua. Además, ten cuidado cuando redecores: las pinturas viejas a menudo lo contienen.

El mercurio

Aumenta la inflamación, promueve la formación de coágulos y daña la función de los revestimientos arteriales. La toxicidad por mercurio puede causar hipertensión y cardiopatía y aumenta el riesgo de presentar EVC e infartos.

Las mujeres embarazadas deben evitar comer ciertos tipos de pescado contaminados con altos niveles de mercurio (atún, pez espada). Tomar complementos de selenio puede ayudar a reducir su toxicidad.

El cadmio

Usado industrialmente en aleaciones de metal, puede causar daño renal y provocar hipertensión, desequilibrios de glucosa sanguínea y grasa corporal y deficiencia de cinc. Consumir alimentos ricos en calcio puede reducir sus efectos tóxicos.

El hierro

Puede causar aterosclerosis, por lo que es buena idea disminuir la ingesta de alimentos ricos en este, como carne roja. En un estudio con personas que ya habían sufrido un infarto o EVC, la disminución de su consumo parecía reducir el riesgo de un segundo infarto.

Sin embargo, una ingesta razonable de hierro es necesaria para ciertas funciones vitales del cuerpo y para prevenir anemia, así que antes de hacer cualquier cambio en tu dieta, consulta al médico.

Alerta por envolturas plásticas

Investigadores británicos han encontrado que las personas con altos niveles de la sustancia química bisfenol A (BPA) en la orina tienen el doble de posibilidades de desarrollar cardiopatía y diabetes.

El BPA es un ftalato que pertenece a la familia de los compuestos químicos utilizados en plastificantes, con el fin de aumentar la flexibilidad de los PVC y otros productos plásticos. El BPA se encontraba ampliamente en los envases plásticos duros para alimentos
y bebidas, incluyendo botellas de agua, biberones de plástico (policarbonato) y revestimiento de latas de alimentos.


Ahora, muchas empresas producen versiones libres de BPA de sus productos. En 2010, la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. publicó un informe que consideraba al BPA como una sustancia química preocupante.

En 2008, Canadá fue el primer país en prohibir la venta de biberones con BPA y en 2010 lo incluyó en la lista de sustancias tóxicas. Actualmente, muchos países ya han prohibido su uso.

Ftalatos en todas partes

Aun con menos BPA en los envases de alimentos y bebidas, es casi imposible evitar la exposición a esta sustancia. Basta con ver la cantidad de alimentos que se venden empacados en plástico (se recomienda retirar la cubierta poco después de comprarlos).

Los ftalatos pueden encontrarse en cosméticos, shampoo, adhesivos, detergentes y pinturas. Estas sustancias están cada vez más presentes en el pescado, pues la pintura para el exterior de los barcos generalmente las contiene.

El BPA también se encuentra en el agua potable o en la piel, y, por lo tanto, en el polvo del hogar (en gran medida proveniente de las células cutáneas que se desprenden). Los investigadores han encontrado que más de 93% de los estadounidenses tienen niveles detectables de BPA.

Relación cardiovascular

La evidencia que relaciona la obesidad con los ftalatos y otras sustancias químicas llamadas “disruptores endocrinos” está aumentando a tal grado que ahora muchas de estas sustancias se denominan “obesógenos” (químicos que estimulan la obesidad).

Es claro que su relación con la obesidad es un mecanismo mediante el cual las sustancias químicas como el BPA podrían influir en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Algunos estudios han demostrado vínculos entre las concentraciones de ftalatos en la orina y el IMC, la circunferencia de la cintura (medida utilizada como indicador de la obesidad) y la resistencia a la insulina.

Juan Ramirez

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