La terapia de frío, también conocida como crioterapia, es una técnica que utiliza el frío para mejorar la salud y el bienestar. Se basa en la capacidad del cuerpo para adaptarse al frío y obtener beneficios de la exposición a bajas temperaturas.
La terapia con frío consiste en tratar el tejido lesionado con bolsas de hielo, agua fría o compresas frías para favorecer la curación. Este procedimiento se conoce desde hace siglos. El barón de Larrey, cirujano de campo de Napoleón, envolvía en hielo los miembros heridos de los soldados antes de amputarlos, a falta de anestesia eficaz. Hoy día, la terapia de frío se usa en situaciones menos dramáticas, sobre todo en el deporte, en el terreno de juego y en el gimnasio, o incluso después de una caída.
Tras una lesión, el cuerpo de inmediato bombea más sangre a la zona afectada, que rápidamente se enrojece, se calienta y se hincha. El frío puede detener este proceso para limitar el daño de los tejidos. Una bolsa de hielo o una compresa fría baja la temperatura de la zona lesionada, lo que ralentiza el metabolismo de las células afectadas y, por lo tanto, también la muerte celular.
El frío hace que los vasos sanguíneos circundantes se contraigan; así, llega menos líquido corporal a la lesión, lo que evita una inflamación grave. Además, el frío tiene un efecto anestésico y alivia el dolor y los calambres musculares. A menudo se alternan compresas frías y calientes.
El hombro rígido, la tendinitis, la bursitis, los esguinces y los calambres musculares responden especialmente bien a la terapia con frío. El dolor asociado a la gota y la artritis reumatoide también puede aliviarse con una compresa fría aplicada suavemente.
Colocar un paño frío en la frente puede ayudar a combatir las náuseas, mientras que el enrojecimiento del acné puede reducirse presionando una bolsa de hielo sobre las pústulas. La terapia con frío también es eficaz para calmar las erupciones cutáneas y la inflamación causadas por quemaduras leves, picaduras de insectos y quemaduras solares.
Si no tienes ningún elemento refrigerante a mano, pon un puñado de cubitos de hielo en una bolsa de plástico pequeña y envuélvala con un paño. Si es necesario, también puedes usar una bolsa de verduras congeladas. Las bolsas frías desechables listas para usar contienen una sustancia química que desencadena una reacción y enfría el contenido de la bolsa en cuanto se amasa enérgicamente. Una alternativa sencilla es un paño limpio sumergido en agua helada y escurrido.
La clave es enfriar la lesión lo antes posible, idealmente en los primeros 10 minutos. Deja la bolsa o compresa durante 10-15 minutos y vuelve a aplicar cada 1 o 2 horas. Dependiendo de la lesión, puedes hacer esto más a menudo, pero durante menos tiempo cada vez.
Las bebidas energéticas prometen energía, pero ¿a qué precio? Te contamos todo lo que debes…
Sus semillas, de color amarillo y con un sabor ligeramente amargo, han sido utilizadas durante…
Al aprender a reconocer los signos del perfeccionismo y a desarrollar estrategias para superarlo, puedes…
Elegir la soltería no significa renunciar a la felicidad, sino explorarse y disfrutar de una…
El masaje linfático es ideal para eliminar toxinas, mejorar la circulación y apoyar la recuperación…
Incluir alimentos como frutos del bosque, huevo y pescado azul en tu dieta puede mejorar…