Los humanos hablaron por primera vez hace unos 50 000 años y, a medida que las sociedades y el lenguaje evolucionaron, la experiencia comenzó a transmitirse de generación en generación. Las historias, mitos y cuentos populares también se comunicaban de boca en boca. Recitar información ayudaba a la gente a recordarla. En sociedades antiguas, como la yoruba de África occidental, los guardianes de la tradición oral eran venerados como historiadores “oficiales”.
Los luba de África central, por ejemplo, todavía recitan listas de reyes; también utilizan collares para ayudarse a recordar y crean lukasas, tableros de memoria cubiertos con alfileres y cuentas de colores para representar nombres o lugares específicos. Por eso, en pleno siglo XXI, cuando nos bombardean con información las 24 horas del día, hay mucho que podemos hacer para mejorar nuestra memoria siguiendo el ejemplo de las tradiciones orales.
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En todo el mundo, la música, el canto y la danza son centrales en la tradición oral. Los eventos clave para la historia de un pueblo se han preservado en formato escrito y cantado. Los nativos australianos utilizan “vías de canto” (songlines) o “pistas de ensueño” (dreaming tracks) que describen la ubicación de los accidentes geográficos, con el fin de navegar por el paisaje, siguiendo las rutas recorridas por los seres creadores durante la época mitológica conocida como “El ensueño”.
En culturas como las de la selva amazónica, la gente recuerda cómo ir de un lugar a otro haciendo una nota mental de las sutiles diferencias de vegetación en cada pequeño tramo del paisaje. Al crear memorias visuales y espaciales de cada ruta, usando el sol y las estrellas para orientarse durante el recorrido, pueden viajar a pie largas distancias sin perderse.
La Campeona Mundial de la Memoria de 2019, Ryu Song I, alumna universitaria de Corea del Norte, ganó siete medallas de oro, incluyendo las disciplinas de memorización de números hablados (a un ritmo de uno por segundo), de números binarios, de números al azar y de secuencia de un paquete de naipes barajados (además, en algunas de estas impuso marcas mundiales).
Uno de los métodos para lograr hazañas de este tipo es el de “práctica y rendimiento”, que se remonta a la antigua Grecia y Roma: en ese entonces, aunque la información importante se registraba por escrito, había un gran respeto por los oradores con poderes excepcionales de memoria.
Los “sistemas” de memoria de otras culturas incluyen una serie de técnicas que la mayoría de nosotros podríamos usar. Intenta emplear algunas de ellas y pronto verás una mejora. Memorizar por partes: Divide la información, como los números tele- fónicos, en secciones manejables, y será mucho más fácil de recordar.
Relaciona la información en una historia en la que las personas y los eventos representan las cosas que debes memorizar. Los estudios muestran que esta técnica, similar a la tradi- ción oral de relatar mitos y cuentos populares, hace que la información sea más fácil de rememorar y recuperar.
Leer la información en voz alta hace que sea más fácil de recordar. Puedes hacer esto por tu cuenta o con alguien más. Se ha demostrado que relacionar algo con otra persona ayuda a incrustar los hechos en tu memoria.
El cerebro es más hábil para almacenar y recordar la información que se asocia con música y con rimas, según muestran los estudios. Parece que la música conocida actúa como una anda sonora para una “película mental” que se reproduce en el cerebro. Así que intenta ajustar la información a una melodía famosa, creando tus propias rimas.
Crea imágenes coloridas en tu cabeza y asócialas con los nombres de las personas y lugares que quieras remembrar. Para vincular piezas de información, dibuja “mapas de memoria” hechos de imágenes fuertes. Puedes usar aro- mas y texturas en tus mapas de memoria.
Sigue el ejemplo de los campeones y practica tareas de memoria, incluso las más simples, como hacer listas de compras. Ensaya una y otra vez hasta que tengas una memoria perfec- ta. Si te esfuerzas, verás que estos desafíos se volverán cada vez más fáciles.
Utiliza el ejemplo de la estadounidense Jill Price, que recuerda el 99.9% de todo lo que le ha sucedido en la vida, creando tu propio sistema de archivo mental. Al almacenar la información en “compartimentos” separados en tu mente, aumentarás de manera conside- rable tu capacidad de recordar.
Visualiza un recorrido o ruta que te sea fami- liar y coloca las cosas que quieres remembrar a lo largo del camino en lugares específicos para crear recuerdos espaciales.
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