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Trastorno de ansiedad social

La ansiedad es una de las enfermedades mentales más prevalentes, pero sigue siendo poco reconocida: aunque son muchos los que la padecen, la mayoría sufre en silencio. El trastorno de ansiedad social (TAS), también conocido como fobia social, es un tipo común de trastorno de ansiedad que implica un miedo considerable a una o más situaciones sociales.

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“Estos temores pueden desencadenarse por críticas reales o percibidas de los demás y afectan a la persona en la escuela, el trabajo, una reunión social, sitios concurridos (como restaurantes, bares o eventos deportivos) y lugares como consultorios médicos o tiendas”, explica el psicólogo Jesse Matthews.

Afecta a personas de todas las edades

El trastorno de ansiedad social no discrimina por edad, sexo, raza, cultura ni ninguna otra variable. Según el Dr. Matthews, las investigaciones demuestran que el TAS tiende a ser más frecuente en quienes valoran más las opiniones de los demás sobre ellos. Aunque la mayoría de las personas han experimentado algún grado de ansiedad en situaciones sociales, solo alrededor del 7 % de los adultos padecen actualmente un trastorno de ansiedad social específico, y solo cerca del 2 % de ellos lo tienen de forma grave, según cifras internacionales.

Se manifiesta con síntomas físicos

Los síntomas del TAS pueden incluir sensación de calor y sudoración, respiración agitada, dolores de cabeza o incluso náuseas, pero también puede conllevar efectos secundarios más graves, como ataques de pánico, temblores, palpitaciones, mareos y malestar estomacal.

“Las personas también pueden tener pensamientos negativos sobre sí mismas, dificultad para concentrarse en una tarea (como un discurso o una presentación) o sentir que todo el mundo les observa o juzga”, dice el experto.

Puede tener su origen en sucesos de la infancia

Aunque cualquiera puede padecer TAS, las investigaciones han descubierto una conexión con los traumas infantiles. “Las familias propensas a la vergüenza y la culpa en sus dinámicas también tienden a inducir una ansiedad generalizada: la sensación de caminar por la cuerda floja puede desarrollarse y moldear el patrón de las relaciones futuras”, dice Pilar Jennings, doctora en psicoanálisis y autora del libro To Heal a Wounded Heart (Curar un corazón herido).

“Cuando somos jóvenes, desarrollamos creencias sobre quiénes somos y cómo funcionan las relaciones antes de que podamos reflexionar conscientemente sobre estas creencias, y para las personas criadas en familias que generan ansiedad, estas creencias pueden sentirse como verdades absolutas”, explica.

Lleva a las personas a evitar la interacción social

Es comprensible que las personas con TAS recurran al aislamiento para sobrellevar su condición, pero este comportamiento puede privarlas de la oportunidad de disfrutar de situaciones que les darían confianza, afirma la Dra. Jennings. Aunque no es fácil, si sufres esta ansiedad, ser sociable puede resultar curativo. La experta aconseja que te tengas paciencia, ya que el proceso tiende a llevar cierto tiempo.

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Las personas cercanas pueden salir perjudicadas

El TAS suele ser duro para amistades, familiares, colegas y parejas. Por ejemplo, una persona que lo padece puede enfadarse con alguien que le anima a ser más sociable.

“La ansiedad social tiene que ver con la persona que la padece: surge de sus sentimientos y síntomas sobre la interacción social en general”, dice la psicóloga Paulette Sherman, autora de varios libros. “Lo más probable es que la persona que padece TAS se sienta decepcionada por haber decepcionado a una amistad por quien siente un gran cariño”.

No es sinónimo de “antisocial”

“Es falso que la mayoría de las personas con ansiedad social prefieran ser antisociales y evitar relacionarse con los demás”, afirma la Dra. Sherman. “De hecho, muchas de ellas se sienten sumamente solas y lo único que desean es conectar y sentir una sensación de apoyo, aceptación, comunidad y pertenencia”.

Su deseo suele ser poder salir y divertirse, pero a menudo son la ansiedad y sus miedos a ser juzgadas lo que les impide actuar conforme a este deseo, explica la experta. “Es algo que tienen que aprender a combatir mediante tratamiento y, posiblemente, con la ayuda de medicación”.

Puede ser impredecible

Hay casos en los que alguien con ansiedad social se siente bien y, de pronto, aparece un factor desencadenante y la persona empieza a tener un ataque de pánico u otros síntomas y quiere abandonar un evento”, afirma la Dra. Sherman.

“Aunque esto pueda ser difícil de entender para su acompañante, no es un intento de manipulación ni algo que la persona que lo padece pueda controlar”.


No solo provoca angustia en el momento

Muchas personas que padecen TAS experimentan ansiedad anticipatoria, es decir, les preocupa que se produzca un episodio.

Un individuo puede empezar a experimentar síntomas momentos, horas, días o incluso semanas antes de un acontecimiento conocido”, dice el Dr. Matthews. Esto es especialmente frecuente en situaciones que implican hablar en público.

“Una persona puede temer quedar mal al hablar, tartamudear o arrastrar las palabras, parecer que no sabe de qué está hablando o enfrentarse a preguntas para las que no está preparada”, explica el experto. “Debido al grado de ansiedad, cualquiera de estas cosas puede llegar a materializarse”.

Dificulta las relaciones con desconocidos

“El hecho de que no haya antecedentes de confianza o experiencia con una persona desconocida puede hacerte sentir que hay mucho más en juego porque hay tantas incógnitas”, dice la Dra. Sherman. Quien sufre de TAS necesitará más apoyo y compasión en estas situaciones, explica la experta.

Hace que las personas sean hipercríticas consigo mismas

Según el Dr. Matthews, las personas que padecen TAS pueden establecer expectativas irrealmente altas sobre su aspecto, comportamiento o rendimiento, y obsesionarse con pequeños detalles. Perciben como grandes cosas lo que los demás podrían considerar pequeñas… y creen que los demás también. Por ejemplo, si una persona derrama una pequeña cantidad de café sobre sí misma, puede estar excesivamente pendiente de su aspecto, o si tropieza con la alfombra o se le caen los papeles antes de una presentación, su ansiedad puede dispararse.

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Te roba oportunidades

El Dr. Matthews explica que el miedo al juicio o rechazo de los demás interfiere cuando una persona conoce nuevas amistades o sale en una cita, y también puede hacer que se distancie de las amistades que ya tiene. “Los individuos pueden incluso limitarse en términos de estudios o carrera, optando por la universidad en línea o desplazarse localmente en lugar de ir lejos a la universidad, o tomar un trabajo peor pagado o rechazar una promoción con el fin de evitar tener que lidiar con la gente”, dice.

No se puede hablar con alguien para que deje de tener TAS

Para quien no padece TAS, puede resultar difícil entender cómo es y por qué alguien simplemente no puede “sacudírselo”. Pero la lógica no juega ningún papel en esta afección: “Alguien con TAS experimenta síntomas físicos, miedos, pensamientos negativos y una constelación de cosas que a menudo pueden requerir terapia cognitiva y medicación”, explica la Dra. Sherman.

“Aunque te encantaría ayudar, no es realista pensar que puedes animar o convencer a alguien de que se sobreponga al problema, y esto ejerce una presión excesiva y expectativas poco realistas en esa persona”.

Suele ir acompañado de mucha vergüenza y pudor

Quienes padecen este trastorno suelen sentir que los demás les juzgan duramente, y eso puede llevarles a ser difíciles de tratar. Conocer el origen de este comportamiento, sin embargo, puede ayudar a disminuir la vergüenza, señala la Dra. Jennings.

“Tiene una causa, a veces múltiples causas, y una mayor conciencia de estas puede propiciar la compasión necesaria junto con una mayor confianza en que existe una cura”, afirma.

Muchos enfermos se automedican con alcohol u otras sustancias

La bebida y las drogas disminuyen las inhibiciones de las personas, reduciendo a menudo la ansiedad y haciendo que la gente se sienta menos cohibida. Sin embargo, depender de ello como medio para abrirse y relajarse en situaciones sociales puede ser peligroso, sobre todo si estás tomando otros medicamentos para la ansiedad.

El TAS se puede tratar

Hay mucho que la gente puede hacer para ayudarse a sí misma a controlar los síntomas de la ansiedad social. “Hay muchas herramientas disponibles en estos días, como libros de autoayuda, comunidades de apoyo en línea, terapia, entrenamiento de habilidades y medicación”, dice la psicóloga Marni Amsellem.

Uno de los métodos más populares de tratamiento para el TAS es la terapia cognitivo-conductual (TCC), que consiste en enseñar a una persona a entender la conexión entre sus pensamientos, sentimientos y comportamiento, y ayudarle a aprender habilidades para alterar los pensamientos ansiosos, reduciendo así los sentimientos y comportamientos de ansiedad, explica el Dr. Matthews.

El médico puede recetar fármacos para ayudar a una persona a controlar los síntomas del TAS, pero esto no le enseña a conocer su ansiedad ni a afrontarla como lo hace la TCC.

Lilo Flores

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