Cuando el sistema inmunitario está débil, te vuelves más vulnerable a las infecciones comunes. Los remedios naturales pueden ayudar a disminuir el malestar y fortalecer tu resistencia sin acabar con las bacterias benéficas del organismo presencia de bacterias y virus en el cuerpo.
La medicina convencional (alópata) receta tratamientos como antibióticos y medicamentos. Si bien son herramientas poderosas, también existen alternativas holísticas más suaves.
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Hay cerca de 200 virus del resfriado, que ocasionan que el revestimiento de las mucosas de la nariz y garganta se inflame, lo que resulta en:
La mayoría de los resfriados se alivian después de unos días, pero cuando son recurrentes pueden indicar que tienes alguna deficiencia, quizá debido a una mala alimentación, al estrés o a una enfermedad.
Muchos medicamentos de venta libre ofrecen alivio temporal de los síntomas, pero en realidad nada cura el resfriado común. Sin embargo, los remedios naturales pueden ayudar a minimizar los síntomas o disminuir las probabilidades de enfermar.
Ingiere al menos 1,000 mg de vitamina C al día para ayudar a prevenir la gripe. La vitamina A (que se encuentra en el hígado) y el cinc (que se obtiene de los mariscos) también son buenas opciones para fortalecer el sistema inmunitario. Las infusiones de canela, angélica o jengibre alivian los escalofríos, mientras que la hierbabuena y la milenrama (Achillea millefolium) reducen la temperatura y provocan sudoración.
Si te enfermas con frecuencia quizá te resulte beneficioso tomar equinácea o consumir ajo crudo para fortalecer el sistema inmunitario.
Se dice que los masajes de fricción en frío contribuyen a estimular las defensas del organismo. Calienta tu cuerpo con un baño de tina o en un cuarto de vapor, frota vigorosamente con un trapo mojado y frío, y después envuélvete en una frazada.
Esta infección viral de las vías respiratorias causa:
Estos síntomas son seguidos por tos, dolor de garganta y congestión nasal, que comienzan a ceder después de un par de días y desaparecen por completo a los cinco días, aunque la debilidad y los problemas respiratorios pueden durar más tiempo.
Las personas más susceptibles a enfermar suelen tener un sistema inmunitario debilitado al momento de estar expuestas al virus, así que una buena salud en general ofrece la mejor protección. Las vacunas también ayudan a prevenir la infección, pero solo son eficaces para entre el 60 y 70% de quienes se las aplican, y la dosis debe repetirse todos los años.
El té de flor de saúco puede ayudar a calmar el dolor de garganta; se recomienda la consuelda (Symphytum officinale) para los dolores musculares; la verbena (Verbena officinalis) ayuda a sudar y reducir la fiebre. Aplicar lavanda en forma de compresas puede ayudar a reducir la intensidad de los dolores de cabeza febriles.
También puedes aliviar los síntomas presionando en el punto de acupuntura LI 11, que se encuentra en la parte externa del pliegue del codo.
Una infección viral o bacteriana puede darse en las amígdalas, laringe o faringe. Las infecciones suelen acompañarse de fiebre y dificultad para tragar. Llega a darse el caso de que alguna enfermedad grave, como el cáncer, produzca dolor de garganta o ronquera, así que debes acudir al médico si persisten las molestias. La medicina convencional no tiene cura para las infecciones virales de la garganta, pero si se trata de una infección bacteriana, como el estreptococo, es probable que necesites un tratamiento de antibióticos.
Las gárgaras de agua tibia con sal pueden ayudarte a calmar el dolor. El ajo, la col y la cebolla tienen propiedades antibacterianas. Bebe muchos líquidos, caldos e infusiones de hierbas. Una buena opción es el tulsi, también conocido como albahaca sagrada o morada (Ocimum tenuiflorum). Evita los azúcares refinados, la carne roja, las harinas blancas y la cafeína.
El tomillo, que tiene propiedades antivirales y antibacterianas, se utiliza en caso de infección de garganta; un viejo remedio casero consiste en masticar hojas frescas de esta planta varias veces al día. Otras hierbas que puedes beber en infusión son: saúco y mirra, por sus propiedades anticatarrales; llantén, por su capacidad de calmar la irritación de las mucosas, y salvia, por sus propiedades antibacterianas y antisépticas. Evita el tomillo, la mirra y la salvia durante el embarazo.
Algunos de los huesos faciales contienen cavidades conocidas como senos que están forradas de mucosas. Cualquier condición que produce mucosidad —una alergia, por ejemplo— puede irritar las membranas de los senos. Si una bacteria las infecta, se presenta una sinusitis. Sus principales síntomas son:
La sinusitis va más allá de simplemente presentar bloqueos en los senos nasales, y debe ser tratada con antibióticos. Sin embargo, los remedios naturales pueden ayudar a aliviar los síntomas.
Un viejo remedio es lavar los senos con agua tibia con sal, pues se trata de un eficaz desinfectante natural. Disuelve 1⁄4 de cucharadita de sal en una taza de agua tibia. Usa un rinocornio o inhala el agua con una fosa nasal e inclina la cabeza hacia un lado para que el líquido pase por el tabique. Deja que el agua salga por la otra fosa, y luego suénate la nariz. Repite del otro lado. Si esto te resulta incómodo, también sirve inhalar vapor.
Además, puedes alternar aplicaciones de agua fría y caliente. Comienza mojándote el rostro con agua tan caliente como la aguantes durante dos minutos, y luego con agua fría por un minuto. Sigue alternando entre fría y caliente durante 10 a 15 minutos.
Cuando la conjuntiva —la cubierta transparente de los ojos— se infecta o sufre de una reacción alérgica, se inflama, y el ojo presenta:
Usa una torunda de algodón remojada en agua hervida tibia para limpiar la secreción de cada ojo. Coloca una bolsita de té húmeda y tibia sobre el ojo infectado duran- te 5 minutos; después coloca una bolsita de té húmeda y fría durante 2 minutos; se sugiere utilizar té de manzanilla o negro. Los taninos que se quedan en las bolsas ayudan a reducir la inflamación. Repite varias veces al día con bolsitas frescas.
Las infecciones bacterianas pueden afectar cualquier parte del tracto urinario, desde la uretra (uretritis) hasta los riñones y la pelvis (pielonefritis), pero la infección urinaria más común es la inflamación de la vejiga (cistitis), cuyos síntomas incluyen:
La mayoría de las infecciones de las vías urinarias se tratan con antibióticos o medicamentos.
Puedes evitar las infecciones de vías urinarias bebiendo mucha agua y vaciando la vejiga con regularidad (particularmente después de tener relaciones sexuales); además, debes prestar atención a la higiene personal. En un estudio realizado en México en 2007, se descubrió que las mujeres que tomaban 100 mg de vitamina C al día por tres meses presentaban 50% menos casos de infección que aquellas que no la consumían.
Se recomienda una infusión de hojas de llantén y tomillo al principio de la infección de vías urinarias. Las compresas calientes hechas con manzanilla y aceite esencial de árbol del té ayudan a calmar el dolor cuando se aplican en la parte baja del abdomen.
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