Bienestar emocional
Los estudios confirman que la conexión mente-cuerpo es irrefutable: tus pensamientos y emociones sin duda afectan tu bienestar físico.
Según parece, la buena salud podría o no hacernos felices pero, por el contrario, la felicidad, sin duda, contribuye inmensamente a una buena salud. Los estudios confirman que la conexión mente-cuerpo es irrefutable: tus pensamientos y emociones sin duda afectan tu bienestar físico. En un día cualquiera todos tendemos a ser un manojo de emociones y ánimos. Conceptos como alegría, propósito y autoestima son muy complejos e influyen en nuestro bienestar emocional cotidiano de maneras impensables. Sin embargo, los investigadores han detectado cuatro actitudes, opciones de vida y atributos personales que mejor contribuyen tanto a la felicidad como a una vida larga y saludable. Aquí los tienes:
- La resiliencia, es decir, la capacidad de superación en respuesta a los desafíos de la vida.
- Una vida social activa y saludable.
- La facultad de prevenir o manejar la depresión.
- La habilidad de desactivar las preocupaciones de la vida diaria.
Quiérete
Si crees que tu estado emocional no afecta tu salud, te equivocas. La mente y el cuerpo están unidos para bien o para mal, en la salud y la enfermedad.
Todos los días se descubre más y más sobre el vínculo entre la mente y la salud. Se ha demostrado que el estrés, la depresión y la ira generan enfermedades. Por otro lado, si te sientes bien contigo mismo, tienes una mentalidad positiva y mantienes tu nivel de actividad, es mucho más probable que seas feliz… y saludable.
La importancia de la autoestima
Muchas cosas afectan tu estado emocional: genética, alimentación, ambiente, grado de actividad, enfermedades, calidad del sueño, hasta el clima. Pero en el fondo lo que cuenta es cómo te ves a ti mismo. Si tienes una buena autoestima, no solo afrontas las vicisitudes de la vida mejor que aquellos con poca autoestima, sino que seguramente tienes un nivel mayor de satisfacción, confianza y éxito. Además, probablemente estés más saludable.
Los estudios demuestran que una buena autoestima podría incluso “vacunar” a las personas contra la depresión y la ansiedad, las cuales incrementan el riesgo de padecer desde resfríos y virus hasta osteoporosis y enfermedades cardiacas.
Enamórate de la vida
Aparte de que nutre la mente y fortalece el ánimo, no hay forma más segura de detener el reloj que mantener la vitalidad. Decirle sí a la vida, poniéndole alma, corazón y mente, es la mejor receta para mantenerse joven de verdad.
¿Para qué más vas a desear una salud duradera sino para prolongar tu gozo por la vida? Si cuidas de tu felicidad, también estás cuidando de tu salud. Los estudios demuestran que la gente feliz se enferma menos y se recupera antes. Se ha vinculado el optimismo con un sistema inmunitario fortalecido.
Adáptate a los cambios
La vida es un proceso de cambio continuo. Necesitamos aprovechar nuestros recursos de adaptación en distintas etapas de la vida, como la jubilación, el desempleo, los ajustes de la edad madura, la menopausia, la muerte del cónyuge o el cambio a una casa más pequeña. La capacidad de tener o recuperar niveles positivos de funcionamiento a pesar de la adversidad (la ya famosa resiliencia) es una de las cualidades que ayudan a la gente a adaptarse positivamente. Usa todas tus reservas —y nuestras ideas— para conservar tu pasión por la vida.
No dejes de aprender
Mantener un ritmo constante de actividad mental y abrirte al aprendizaje podría aportarle a tu vida más alegría, aventura y satisfacción, permitiéndote alejar el aislamiento, la ansiedad y la depresión.
- Expande horizontes: Haz una lista de los viajes que siempre has querido hacer, escoge uno y reserva los boletos.
- Enfoca la mente: Estudiar algo nuevo, como un instrumento musical u otro idioma, ejercita tu capacidad de pensar creativamente y contribuye a que tu mente se mantenga maleable.
Piensa en positivo
Cuando se trata de ser feliz, es importante tener una actitud positiva, pero el optimismo no es solo pensar positivamente —lo que algunos psicólogos llaman “optimismo pasivo”—, sino, sobre todo, tener una actitud proactiva y tomar medidas para mejorar de manera consciente las circunstancias de la vida.
- Cambia tu perspectiva: En vez de ver problemas, míralos como desafíos. Por ejemplo, si te diagnostican una enfermedad, en lugar de desesperarte y depender por completo de lo que te dice el médico, haz preguntas, lee sobre la afección e inscríbete en un grupo de apoyo donde puedas sentirte mejor.
- Decídete a dejar de ser infeliz: Tal vez al principio tengas que hacer esto de forma gradual hasta que te acostumbres a ello. Inténtalo durante un minuto, luego una hora, después un día.
No pierdas el contacto
Es un hecho: la gente que se mantiene en contacto social vive más tiempo y tiene mejor salud. Estar al corriente de los avances tecnológicos es indispensable para no aislarse. Navegar por Internet es una gran forma de encontrar información y las redes sociales son útiles para mantener el contacto con los demás. La tecnología cambia rápidamente, desde lo último en teléfonos inteligentes hasta las aplicaciones o dispositivos electrónicos más novedosos, por lo que si no tienes a alguien que te ayude directamente, busca un curso corto en la universidad o el centro de educación para adultos mayores.
Ahuyenta la tristeza
Advertencia: la depresión no es solo un prolongado estado de ánimo negativo, sino una enfermedad muy seria. Si tienes síntomas de depresión acude a consulta médica de inmediato. Tu vida depende de ello.
Para afrontar la tristeza, la ansiedad y el estrés, recuerda estas ideas:
- No te obsesiones con la edad: Piensa en cosas qué hacer o concéntrate en los demás en vez de hacerlo en ti mismo.
- Adquiere conciencia: Aprende a meditar o tómate unos segundos al día para entrar en el momento.
- Muévete: Da una caminata todos los días o haz tai chi, yoga u otros movimientos suaves.
- Recupera horas de sueño: Dormir muy poco o demasiado puede tener un impacto negativo en tu vida. Busca formas naturales de mejorar la calidad del sueño.