Nuestra piel no necesita los mismos cuidados a los 25 que a los 55 años. Entrevistamos a dos expertos en el tema, quienes te brindan algunos consejos para mantener tu cutis joven y saludable de acuerdo con tu edad, ya sea a los 20, 30, 40, 50 o más, así como para retrasar el envejecimiento prematuro.
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A los 20 años la piel está en un estado óptimo, pues tiene reserva de colágeno y elastina, pero a partir de los 24 decrece la producción natural debido a la alimentación, el sedentarismo y la falta de cuidados.
Eduardo Cervera, especialista en piel y portavoz de Olay, Bi-Oil, Max Factor y CoverGirl, indica que es necesario saber de qué tamaño son los poros para conocer tu tipo de piel. “Si son visibles, tu piel es mixta con tendencia grasa, y si no la cuidas se puede volver acneica”, indica.
Generalmente la producción hormonal hace que una piel joven tienda a producir mucha grasa. “Por eso no es raro que las personas tengan algún brote de acné”, explica la dermatóloga Silvanna Trujillo, médico cirujano y miembro titular del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología. Si tus poros son casi invisibles, tu piel es normal o seca. Pero “si tus poros son invisibles, tu tipo de piel es muy seca y quiere decir que te vas a arrugar pronto”, indica Cervera.
Cervera recomienda mirarte al espejo para ver dónde se notan más tus poros. Así sabrás cuáles son las zonas que tienen carencia o exceso de humectación natural. “Una piel limpia aprovechará mejor el siguiente paso, que es aplicar un hidratante, un humectante o un emoliente, así como los productos adecuados según el tipo de cutis”, señala. La piel del rostro tiene unos 20,000 poros, y cuando retiramos las impurezas sólo logramos limpiar cerca de 12,000 poros. “Hay muchos productos para limpiar la mayoría de ellos”, explica. Si tus poros son de un tamaño promedio normal, tu tipo de piel es normal y sólo necesitas cuidados básicos como una limpieza adecuada, una exfoliación dos o tres veces por semana y un hidratante (una crema fluida, a base de agua y lípidos).
Si tu piel es seca requieres de un humectante a base de agua, lípidos, ciertas grasas o aceites, y vitaminas E y A. Su consistencia es un poco lustrosa y tiene cierta humedad, para que cuando lo apliques tu piel lo absorba con facilidad. Y si tus poros son invisibles, tu piel es extremadamente seca o áspera; en este caso debes usar un emoliente, que ayudará a que tu piel se relaje y suavice.
“Ésta es una etapa de pánico para muchas personas, pues se empiezan a ver cambios un poco más drás- ticos día a día. Se marca más la almohada, ya no se recupera bien la piel. Se trata de una señal de alarma de que nuestro colágeno y elastina ya no están en su estado óptimo”, explica Eduardo Cervera.
El experto indica que en esta etapa de la vida hay que tener un cuidado específico en el área de los ojos. No se debe confundir un tratamiento para el rostro con uno para esta zona, o usar el mismo producto para todo el cutis. “Los productos para los ojos están espe- cíficamente formulados microscópicamente para que pasen la primera capa de piel, que es la epidermis, y no traspasen más ni irriten el ojo”.
Y añade que cuando se usa el mismo producto en la zona de los ojos, párpados, rostro y cuello, a veces se puede causar incomodidad a la piel y, por ejemplo, las sombras de ojos pueden no durar. “El párpado tiene una humedad natural —no sudor—, y esa humedad, más un producto muy graso, va a causar molestia y ardor; y si sumas la mezcla de los pigmentos de color de los productos, sería una catástrofe”, indica.
En los 30 es cuando debes también cuidar las líneas de expresión, la comisura de la boca, el rictus (con- tracción de los labios que deja al descubierto los dientes y da a la boca el aspecto de la risa), el entrecejo y las llamadas líneas finas o arrugas.
En esta etapa es cuando “hay que empezar a alejarse de los hidratantes, a menos que la piel sea muy grasa o mixta, y empezar a usar humectantes. Hay polvos, fluidos y maquillajes humectantes, y hasta labiales y sombras”, comenta Cervera.
Sólo ten cuidado de no caer en excesos de grasa, porque pueden abrir los poros. Y evita, en la medida de lo posible, los productos con aceite mineral. Las cremas o tratamientos humectantes que abren los poros, explica Cervera, tienen mucho aceite mineral, que es petróleo crematizado o batido, y no se absorbe. “El aceite mineral sirve para lubricar por fuera la piel y sellar, pero debe tener otros ingredientes que sí penetren. Algunas marcas contienen aceite mineral, pero debe ser una cantidad mínima. Otras contienen sólo aceite mineral; hay que evitar éstas en su mayoría para el rostro y para cualquier tipo de piel. El experto también aconseja no desmaquillarse con este tipo de aceite: “A la larga sobrealimentan el contorno de los ojos y ocasionan que te salgan unos granitos (como de arroz) enquistados, ya que el aceite mineral ocluye o tapa los poros”.
De acuerdo con el especialista, hoy día algunas marcas utilizan fórmulas “que tienen una especie de microchip que reprograma tu piel para que produzca su propio colágeno y elastina, como cuando estaba en su mejor funcionamiento”.
Y aunque en algunas personas la producción de estas sustancias es cuantiosa, en otras la reserva es más débil. Por eso “hay que buscar productos adecuados, no con colágeno, sino que estimulen la producción del mismo”.
Por su parte, la dermatóloga Trujillo sugiere agregar un plus al cuidado de la piel a través de un complemento con antioxidantes para que el proceso de envejecimiento se vaya frenando desde dentro y no sólo por fuera. Pero aclara: “Este proceso nunca se va a detener, pero lo puedes retardar”. Los especialistas también recomiendan llevar una alimentación sana, no muy condimentada y que no estimule demasiado las glándulas sebáceas.
“En los 30 la alimentación ya no debe ser como en la secundaria o en la preparatoria, es decir, con exceso de fritangas. Los condimentos estimulan demasiado las glándulas sebáceas. Y en lugar de funcionar en su estado óptimo, a veces te bombardean con sobrecargas en ciertas zonas”, explica Eduardo Cervera. Si a esto le sumamos cuestiones hormonales como la menstruación, tu cutis puede presentar brotes, granitos o impurezas esporádicas.
El especialista menciona como estimulantes a la cafeína, el chocolate y el picante, por ejemplo. “Hay que cuidar la alimentación, ser más saludables. Podemos comer de todo, pero si hoy lo comimos, en esta semana no lo volvemos a consumir. Y no se trata de hacer dieta, sino de evitar la estimulación de las glándulas sebácea
A los 40 el cutis ya tiene líneas de expresión finas y algunas arrugas profundas, y está dañado el manto basal o la capa córnea. Por ello, él hace hincapié en no irritar la piel con una exfoliación excesiva. Actualmente las marcas cosméticas cuentan con exfoliantes de uso diario que tienen corpúsculos microplegables o bolitas que se van desintegrando en la piel sin dañarla, “pero hay exfoliantes a base de hueso de mamey que no son recomendables, porque rayan la piel”, indica.
De acuerdo con el experto, en esta etapa ya debes usar sueros, sea cual sea tu tipo de piel. Están formulados con componentes cargados de vitaminas y extractos biobotánicos o botánicos que penetran directamente en la piel para estimular la producción de colágeno y elastina. “No quiere decir que recurras a un trata- miento humectante muy grasoso; hay sueros que son humectantes”, añade Cervera.
Otra característica que se presenta a los 40 es que el cutis empieza a tener cierta flacidez. Presta atención a las zonas como el mentón, debajo del mentón (papada), los costados de la mandíbula y debajo de las cejas, sobre todo —explica el especialista— si tuviste un peso elevado y bajaste abruptamente o pasaste por una cirugía. Aquí también es cuando la piel se empieza a ver desvitalizada, “por eso ayuda el uso de sueros reafirmantes”.
Es importante no permitir que los poros se dilaten, algo que puede ser ocasionado por el producto que estás usando (rubor, maquillaje, crema o tratamiento). Si eso sucede, dice Cervera, debes cambiarlo inmediatamente. “Recuerda: hay que tener el cutis en un estado terso, lustroso y suave”.
Para que tu cutis luzca suave, luminoso y revitalizado, Cervera recomienda tener una exfoliación y humectación adecuadas y usar un suero antes de maquillarte. Este último debe ser apropiado para la década de los 40.
“No hay que usar el mismo maquillaje de los 20 en los 40”, indica. Para que tu cutis se vea joven, el especialista explica que también es importante la alimentación. “Creo que va de la mano con una alimentación adecuada y sana, y una depuración, porque hay que desintoxicar todo el organismo, incluyendo los 20,000 poros del rostro”. Por eso, añade, es importante la ingesta de productos sanos, y evitar refrescos por los azúcares y conservadores que contienen. “Un refresco equivale a tomar ocho cucharadas de azúcar en un vaso de agua. Hay que evitar esto, hay que ser más naturista, sin volverte fanática u obsesiva”, apunta el experto.
Por su parte, la dermatóloga Trujillo dice que a partir de esta edad hay pieles que requieren cremas nutritivas: “Necesitan un apoyo, sobre todo para tratar las líneas de expresión”. Y recomienda que, independientemente de tu edad, utilices un protector solar adecuado para tu tipo de piel.
Las manchas se forman debido a una excesiva o prolongada exposición a los rayos ultravioleta alfa y beta a partir de que nacemos. Los rayos alfa son directos y los beta son indirectos, es decir, los reflejos. Los rayos muy directos son los más dañinos porque queman y secan el colágeno y la elastina rápidamente. Así que las manchas son el resultado de la producción excesiva en ciertas áreas donde la piel se siente agredida y se programa para enviar a esa zona una hiperpigmentación (es decir, una pigmentación excesiva). “Las manchas son consecuencia de haber expuesto la piel a agresiones del medio ambiente por falta de cuidados con un filtro solar adecuado”, explica Eduardo Cervera.
“Se trata de una etapa donde consideramos saberlo todo, y no es cierto. Muchas veces surge algo nuevo en el mundo de la cosmética o del cuidado facial, y si te aferras a como te cuidabas a los 30 o 40 años y no estás preparada para ese cambio, va a empezar a decrecer la calidad de tu piel”, señala Eduardo Cervera.
La calidad de la piel, según el experto, es una acumulación y una conjunción de factores de envejecimiento internos y externos. Los primeros son causados por la carga genética y equivalen al 20 por ciento del envejecimiento: “Es lo inevitable, el paso cronológico de los años y del tiempo sobre nuestra piel”. Los factores externos son la alimentación, el ambiente, la contaminación y el tabaquismo, por ejemplo, y representan el 80 por ciento.
¿Cómo puedes combatir estos factores externos? De acuerdo con el especialista, una opción es utilizar un filtro solar adecuado para tu piel. “Un filtro con factor de protección solar de 15 a 20 es un promedio óptimo para uso diario y prolongado; uno de 40, 50, 60 o más no es para uso diario; no puedes usar mucho tiempo el mismo producto, ya que impides la libre oxigenación y reproducción de células nuevas en tu rostro”, explica.
Otra de las cosas que ocurren en tu piel al llegar a la década de los 50 es que el colágeno y la elastina detienen su producción, por lo que los especialistas recomiendan tomar complementos con antioxidantes, estimular la piel y aplicar un humectante, un emoliente, un suero reafirmante y una crema nutritiva. Las cremas nutritivas sólo se aplican por la noche, que es cuando tu piel se alimenta y se oxigena mejor. Cuando te acuestes, tu habitación tiene que estar bien ventilada, sin plantas y con la ventana entreabierta. Y no pongas el calefactor a la máxima potencia, “porque dormirás calientita y amanecerás calientita, pero arrugadita”, añade el experto.
Esta edad dorada, considerada así por Eduardo Cervera, necesita de mayor atención porque la producción total de elastina y colágeno decrece, así que hay que ayudar al cutis con humectación, aplicación de emolientes y una crema nutritiva; el uso de esta última se recomienda hasta los 90. Y a partir de los 60 tienes que utilizar una crema emoliente, una crema de noche y una crema reafirmante.
“Llamamos emoliente a aquello que es muy lustroso, cremoso, y a veces hasta un poquito graso. No todas las personas son candidatas a usar algo muy graso, pero sí una crema humectante, una emoliente y, por las noches, una nutritiva”. Algo muy importante, de acuerdo con el especialista, es que a partir de esta etapa los maquillajes deben tener la misma función, es decir, brindar firmeza y elasticidad. Y usa con más mesura los polvos compactos, pues acentúan las líneas de expresión.
“A veces es necesario tener cierto brillo o humedad en tu rostro para que se vea más fresco. Quizá tu piel ya no tiene esa frescura, pero te la puede dar un tratamiento adecuado como un suero, un humectante o un emoliente”, comenta Cervera. Y agrega: “Puedes usar polvos compactos a menos que te hayas hecho un lifting, una dermoabrasión o una cirugía plástica”.
Debes estar consciente de las ocasiones en las que tienes que usar protector solar. Mucho depende de cuánto tiempo piensas estar expuesta directamente a los rayos del sol, bajo una palapa, en la nieve, o en la carretera, por ejemplo.
Un producto con factor de protección solar (FPS) 2, 4 o 6 te va a brindar un tono dorado. A partir del FPS número 13 se trata de un protector solar, y a partir de 40 ya estamos hablando de un bloqueador.
“Hoy día hay muchos productos cosméticos que incluyen FPS de 15 o 20, pero hay personas que exageran y antes o después se aplican un producto con FPS 50. Pero los factores no sesuman:el 50va a dominar sobre el 15 o el 20 y va a quedar un 50. Sí pueden usarlo, pero no por días o semanas, sólo por un tiempo corto, ya que no permite que la piel se oxigene”, explica Eduardo Cervera.
Son componentes inestables que, al entrar en contacto con la piel, te roban el electrón que les hace falta para estabilizarse, y esto va provocando un envejecimiento prematuro. Algunos de los causantes más frecuentes son la contaminación, el agua con cloro con la que te bañas, el humo del cigarrillo y la mala alimentación. Los especialistas aconsejan usar un producto adecuado o evitar exponerte por periodos muy prolongados a los radicales libres.
La función de los antioxidantes es proteger a cada una de las células que están presentes, por nacer o en decrecimiento en el rostro; es decir, su función primordial es prolongar la lozanía y vida de cada célula.
El más conocido de los antioxidantes es la vitamina E, y hay muchos otros derivados de plantas. También los encuentras en leguminosas, verduras, frutos rojos, semillas, nueces, almendras y cacahuates, así como en los betacarotenos presentes en la zanahoria y el jitomate.
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