Cuando se trata de ayudar a una persona herida, es necesario mantener la calma y seguir un plan de acción claro. Ten en cuenta que un escenario donde hay lesiones puede suponer un peligro latente, así que considera tu propia seguridad antes de dar cualquier paso. Una vez que hayas evaluado la situación, podrás brindar la ayuda apropiada. Empieza por hacerte las siguientes preguntas:
También puedes revisar: Lesiones en la piel: ¿Qué hacer?
¿El herido está consciente? Si lo está, en cuanto le hables responderá con un gesto o hará contacto visual. Si no, sacúdele los hombros. Si aún así no responde, pide ayuda y haz esto:
Despeja las vías respiratorias: Inclina la cabeza del herido hacía atrás y levántale el mentón para abrir sus vías respiratorias
Verifica la respiración: Fíjate que su pecho se mueva y trata de escuchar y sentir sus respiraciones por 10 segundo, como máximo.
Circulación: Verifica y atiende todo lo que afecta la circulación, como el sangrado intenso.
Coloca al herido en posición de recuperación: En esta postura (ver recuadro en página opuesta), las vías respiratorias se abren y el herido puede expulsar de manera más segura líquidos o vómito. Recurre a ella solo si no hay peligro, y comunícate al servicio de emergencias.
Proporciona RCP: Llama al servicio de emergencias, luego comienza con la reanimación cardiopulmonar o RCP.
Despeja las vías respiratorias: Retira cualquier cosa que cubra la boca o impida el movimiento normal del pecho.
Comprueba que su respiración sea normal: Resuelve, en lo posible, cualquier condición que le impida respirar.
Circulación: Ocúpate de cualquier situación que afecte la circulación, como el sangrado intenso.
Averigua cuanto puedas: Es importante saber si la persona padece enfermedades que pongan en peligro la vida, conocer la versión de los testigos y observar el aspecto general y el comportamiento del herido. Si es necesario, llama al servicio de emergencias.
Una hemorragia pone en peligro la vida, porque conlleva la pérdida de fluidos esenciales. Detenerla evitará que la víctima quede inconsciente y en peligro de que su respiración y ritmo cardiaco se detengan.
Presiona: Coloca un apósito en la herida y presiona con firmeza (si es necesario, quita o corta la ropa para exponer la herida).
Eleva la extremidad herida: Debe estar por encima del nivel del corazón del lesionado, para reducir el flujo sanguíneo hacia esa área.
Ayuda a la persona a recostarse: Sostén el área herida en alto y apóyale las piernas en una silla, de modo que queden más arriba del nivel del corazón para reducir el riesgo de shock, una afección peligrosa que puede ocurrir tras pérdidas abundantes de líquido.
Fija el apósito con una venda: Esto permitirá mantener la presión en la herida. A continuación, llama al servicio de emergencias. Si la sangre se filtra por el vendaje, cúbrela con otro y asegura con otra venda. Si la sangre se filtra por la segunda venda, quita ambas y coloca una nueva.
Pide a otra persona que llame a los servicios de emergencias mientras tú atiendes al herido.
Las bebidas energéticas prometen energía, pero ¿a qué precio? Te contamos todo lo que debes…
Sus semillas, de color amarillo y con un sabor ligeramente amargo, han sido utilizadas durante…
Al aprender a reconocer los signos del perfeccionismo y a desarrollar estrategias para superarlo, puedes…
Elegir la soltería no significa renunciar a la felicidad, sino explorarse y disfrutar de una…
El masaje linfático es ideal para eliminar toxinas, mejorar la circulación y apoyar la recuperación…
Incluir alimentos como frutos del bosque, huevo y pescado azul en tu dieta puede mejorar…